Halley
Summary: El milagro de nuestro edificio de carne y huesos se trastoca en la enfermedad (...) el cuerpo se vuelve un enemigo, una bolsa de fluidos que derramados o expuestos nos aterran. El cuerpo es nuestro templo absoluto, así lo entendió Santa Teresa y nos lo hizo saber, es nuestra primera y última pertenencia; eje de nuestra percepción y conciencia, el reducto y el punto de partida. El cuerpo nos lleva a dos pies por la vida, vehículo que transporta nuestra conciencia por paisajes y ciudades. Lo contemplamos en el espejo, lo aseamos, lo decoramos bajo ropajes y cosméticos, lo llevamos a gimnasios y albercas para fortalecerlo, al spa para adorarlo o a la playa para tostarlo. Lo alimentamos y reposamos. Lo llevamos a los caminos oscuros o iluminados del placer mínimo o la sensualidad extrema. Lo embriagamos, lo doblegamos, lo descuidamos. Sin embargo, la concentración sobre sus misteriosos mecanismos no nos ocupa: el cuerpo está ahí y con eso basta.Item type | Current library | Collection | Call number | Materials specified | Status | Date due | Barcode |
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Analítica | Biblioteca Legislativa | Hemeroteca | Available | 464027 |
El milagro de nuestro edificio de carne y huesos se trastoca en la enfermedad (...) el cuerpo se vuelve un enemigo, una bolsa de fluidos que derramados o expuestos nos aterran. El cuerpo es nuestro templo absoluto, así lo entendió Santa Teresa y nos lo hizo saber, es nuestra primera y última pertenencia; eje de nuestra percepción y conciencia, el reducto y el punto de partida. El cuerpo nos lleva a dos pies por la vida, vehículo que transporta nuestra conciencia por paisajes y ciudades. Lo contemplamos en el espejo, lo aseamos, lo decoramos bajo ropajes y cosméticos, lo llevamos a gimnasios y albercas para fortalecerlo, al spa para adorarlo o a la playa para tostarlo. Lo alimentamos y reposamos. Lo llevamos a los caminos oscuros o iluminados del placer mínimo o la sensualidad extrema. Lo embriagamos, lo doblegamos, lo descuidamos. Sin embargo, la concentración sobre sus misteriosos mecanismos no nos ocupa: el cuerpo está ahí y con eso basta.
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