La división del PRI y la caída del sistema
Summary: Una característica del régimen posrevolucionario fue que a lo largo de su existencia. ¿Todavía vive?, mantuvo un riguroso control de los procesos electorales y la asistencia ciudadana a las urnas era apenas un rito que tenía por finalidad la legitimación del sistema. Sin embargo, en 1988, con Cuauhtémoc Cárdenas como candidato opositor, fue diferente. No era cualquier cosa ser el hijo de Lázaro Cárdenas, una de las glorias del régimen, el estadista que expropió el petróleo, algo que entonces todavía se apreciaba. Cuauhtémoc, con veinticinco años de militancia en el PRI, ya había sido senador, subsecretario de Estado y gobernador de Michoacán, donde su periodo terminó en 1986. A partir de ese año, comenzó a buscar la candidatura presidencial, pero en unos cuantos meses se convenció de que todo estaba cocinado para que el ungido fuera Carlos Salinas de Gortari.Item type | Current library | Collection | Call number | Materials specified | Status | Date due | Barcode |
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Analítica | Biblioteca Legislativa | Hemeroteca | Available | 516432 |
Una característica del régimen posrevolucionario fue que a lo largo de su existencia. ¿Todavía vive?, mantuvo un riguroso control de los procesos electorales y la asistencia ciudadana a las urnas era apenas un rito que tenía por finalidad la legitimación del sistema. Sin embargo, en 1988, con Cuauhtémoc Cárdenas como candidato opositor, fue diferente. No era cualquier cosa ser el hijo de Lázaro Cárdenas, una de las glorias del régimen, el estadista que expropió el petróleo, algo que entonces todavía se apreciaba. Cuauhtémoc, con veinticinco años de militancia en el PRI, ya había sido senador, subsecretario de Estado y gobernador de Michoacán, donde su periodo terminó en 1986. A partir de ese año, comenzó a buscar la candidatura presidencial, pero en unos cuantos meses se convenció de que todo estaba cocinado para que el ungido fuera Carlos Salinas de Gortari.
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