¿Cómo Gobernaría López Obrador?
Summary: El escenario es adverso y las expectativas son peores para el compacto grupo en el poder. A escasos dos meses de resolver el acertijo electoral, el ciudadano Meade no solo no levanta sino que parece rezagarse en la carrera por La Silla del Águila. En la acera de enfrente las cosas no pintan mejor. Con más carisma que consistencia, el candidato de la coalición Por México al Frente, Ricardo Anaya, no logra alcanzar a un López Obrador que, contra viento y marea, se mantiene en la punta de las preferencias electorales de acuerdo con la totalidad de las encuestas. Para los malquerientes del candidato de Morena, el peor escenario posible se está configurando. ¿Y si en verdad gana López Obrador? ¿Y si la maquinaria, las alianzas, los poderes fácticos o las declinaciones de última hora no son suficientes? ¿Momento de congregar fuerzas y plantarse frente a la, amenaza populista, o de romper filas y llevar la fiesta en paz con el próximo mandamás? Andrés Manuel López Obrador no ha ocultado su intención de imponer un quiebre mayúsculo al sistema político. En sus propias palabras, lo que busca es instituir una cuarta transformación en la Historia. Una, por cierto, de magnas proporciones: a la altura de la Independencia, la Reforma y la Revolución Mexicana. ¿Puede un solo hombre, así sea el presidente de la República, intentar una transformación radical sin producir enormes desarreglos y desequilibrios en el sistema socioproductivo ante la incapacidad de procesarlos? Un proyecto alterno, que efectivamente rompa el consenso económico y los equilibrios políticos, demandaría necesariamente los resortes adecuados. Para desplegar su juego en el tablero, López Obrador requeriría primero las fichas suficientes. ¿Cómo ensanchar sus márgenes de maniobra y dotarse de los recursos, políticos, económicos, sociales, simbólicos, que le permitan hacerse de los hilos del poder? Desde luego, la apuesta no es de corto plazo. Emprender una labor titánica como esa exigiría contar con la legitimidad suficiente entre la ciudadanía y, tan importante como ello, de los operadores y alianzas que garanticen la gobernabilidad… Los giros de la actividad política son inesperados, como lo muestra la experiencia. De ahí que, más allá de su voluntad y designios, todo presidente de la República está invariablemente sujeto al peso de las circunstancias que le rodean. Mucho más en los tiempos que corren: el ambiente social, el clima de opinión, los choques externos, las crisis imprevisibles o la correlación de fuerzas son elementos a considerar en cualquier escenario. En caso de ganar, ¿cuál sería el escenario para López Obrador: un holgado margen de victoria con mayoría en el Congreso o un triunfo apretado que exija sentarse a negociar con los opositores más que dispuestos a bloquear su tarea de gobierno?Item type | Current library | Collection | Call number | Materials specified | Status | Date due | Barcode |
---|---|---|---|---|---|---|---|
Analítica | Biblioteca Legislativa | Hemeroteca | Available | 514587 |
El escenario es adverso y las expectativas son peores para el compacto grupo en el poder. A escasos dos meses de resolver el acertijo electoral, el ciudadano Meade no solo no levanta sino que parece rezagarse en la carrera por La Silla del Águila. En la acera de enfrente las cosas no pintan mejor. Con más carisma que consistencia, el candidato de la coalición Por México al Frente, Ricardo Anaya, no logra alcanzar a un López Obrador que, contra viento y marea, se mantiene en la punta de las preferencias electorales de acuerdo con la totalidad de las encuestas. Para los malquerientes del candidato de Morena, el peor escenario posible se está configurando. ¿Y si en verdad gana López Obrador? ¿Y si la maquinaria, las alianzas, los poderes fácticos o las declinaciones de última hora no son suficientes? ¿Momento de congregar fuerzas y plantarse frente a la, amenaza populista, o de romper filas y llevar la fiesta en paz con el próximo mandamás? Andrés Manuel López Obrador no ha ocultado su intención de imponer un quiebre mayúsculo al sistema político. En sus propias palabras, lo que busca es instituir una cuarta transformación en la Historia. Una, por cierto, de magnas proporciones: a la altura de la Independencia, la Reforma y la Revolución Mexicana. ¿Puede un solo hombre, así sea el presidente de la República, intentar una transformación radical sin producir enormes desarreglos y desequilibrios en el sistema socioproductivo ante la incapacidad de procesarlos? Un proyecto alterno, que efectivamente rompa el consenso económico y los equilibrios políticos, demandaría necesariamente los resortes adecuados. Para desplegar su juego en el tablero, López Obrador requeriría primero las fichas suficientes. ¿Cómo ensanchar sus márgenes de maniobra y dotarse de los recursos, políticos, económicos, sociales, simbólicos, que le permitan hacerse de los hilos del poder? Desde luego, la apuesta no es de corto plazo. Emprender una labor titánica como esa exigiría contar con la legitimidad suficiente entre la ciudadanía y, tan importante como ello, de los operadores y alianzas que garanticen la gobernabilidad… Los giros de la actividad política son inesperados, como lo muestra la experiencia. De ahí que, más allá de su voluntad y designios, todo presidente de la República está invariablemente sujeto al peso de las circunstancias que le rodean. Mucho más en los tiempos que corren: el ambiente social, el clima de opinión, los choques externos, las crisis imprevisibles o la correlación de fuerzas son elementos a considerar en cualquier escenario. En caso de ganar, ¿cuál sería el escenario para López Obrador: un holgado margen de victoria con mayoría en el Congreso o un triunfo apretado que exija sentarse a negociar con los opositores más que dispuestos a bloquear su tarea de gobierno?
There are no comments on this title.