¿Puede Ganar AMLO? El Escenario más Factible
Summary: ¿Qué se impondrá en las urnas: la inercia o el hartazgo? A lo largo de la campaña, los estrategas del PRI y la alianza PAN-PRD-MC buscarían replicar el clima de incertidumbre y zozobra que precipitó la derrota de Andrés Manuel López Obrador en los comicios del 2006; mostrarían, a toda hora y por todos los medios, escenas del, bloqueo, de Paseo de la Reforma contra el supuesto, fraude; fragmentos de entrevistas y discursos en los que el eterno perdedor desafía las normas de la convivencia democrática, Al diablo con sus instituciones, o expresa simpatía por figuras y regímenes autoritarios, apego a la leyenda del Che Guevara, elogio al dictador Fidel Castro, vínculos reales o imaginarios con el gobierno venezolano y otros exponentes del, populismo,latinoamericano…Sobre esta plataforma, la opción, rupturista, del más tradicional y rudimentario de los candidato, lejos del pedigrí académico tecnocrático de Meade o la retórica parroquial del juvenil Anaya, lograría capitalizar las condiciones de una contienda que, en principio, parecían favorecer al candidato oficial. Giros del azar y la necesidad, la fragmentación del voto de sus adversarios, coalición priista, coalición panista, dos o tres, independientes, y el eventual desplome del rival más débil serían suficientes para ganar la Presidencia con poco más del treinta por ciento de los sufragios. En este escenario se considera que la prédica contra la corrupción, el dispendio y la política, antipopular, de los gobiernos del PRI-AN, puede neutralizar las aristas más filosas de una campaña negativa que subrayará el cariz antidemocrático del nuevo, populismo, autoritarismo presidencial, discrecionalidad y abuso del poder, tentaciones reeleccionistas, y el, retorno, a los peores momentos del nacionalismo-revolucionario de matriz priista, la docena trágica de Luis Echeverría y José López Portillo, 1970-1982. A contrapelo de todo ello, entre la realidad de un poder corrupto e impune y el fantasma del, retroceso, político, siempre relativo, según quién lo formule, una amplia franja de los, indecisos, inclinaría la balanza a favor de la primera alternancia por la izquierda en tres décadas de transición democrática.Item type | Current library | Collection | Call number | Materials specified | Status | Date due | Barcode |
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Analítica | Biblioteca Legislativa | Hemeroteca | Available | 512120 |
¿Qué se impondrá en las urnas: la inercia o el hartazgo? A lo largo de la campaña, los estrategas del PRI y la alianza PAN-PRD-MC buscarían replicar el clima de incertidumbre y zozobra que precipitó la derrota de Andrés Manuel López Obrador en los comicios del 2006; mostrarían, a toda hora y por todos los medios, escenas del, bloqueo, de Paseo de la Reforma contra el supuesto, fraude; fragmentos de entrevistas y discursos en los que el eterno perdedor desafía las normas de la convivencia democrática, Al diablo con sus instituciones, o expresa simpatía por figuras y regímenes autoritarios, apego a la leyenda del Che Guevara, elogio al dictador Fidel Castro, vínculos reales o imaginarios con el gobierno venezolano y otros exponentes del, populismo,latinoamericano…Sobre esta plataforma, la opción, rupturista, del más tradicional y rudimentario de los candidato, lejos del pedigrí académico tecnocrático de Meade o la retórica parroquial del juvenil Anaya, lograría capitalizar las condiciones de una contienda que, en principio, parecían favorecer al candidato oficial. Giros del azar y la necesidad, la fragmentación del voto de sus adversarios, coalición priista, coalición panista, dos o tres, independientes, y el eventual desplome del rival más débil serían suficientes para ganar la Presidencia con poco más del treinta por ciento de los sufragios. En este escenario se considera que la prédica contra la corrupción, el dispendio y la política, antipopular, de los gobiernos del PRI-AN, puede neutralizar las aristas más filosas de una campaña negativa que subrayará el cariz antidemocrático del nuevo, populismo, autoritarismo presidencial, discrecionalidad y abuso del poder, tentaciones reeleccionistas, y el, retorno, a los peores momentos del nacionalismo-revolucionario de matriz priista, la docena trágica de Luis Echeverría y José López Portillo, 1970-1982. A contrapelo de todo ello, entre la realidad de un poder corrupto e impune y el fantasma del, retroceso, político, siempre relativo, según quién lo formule, una amplia franja de los, indecisos, inclinaría la balanza a favor de la primera alternancia por la izquierda en tres décadas de transición democrática.
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