Los nuevos Oráculos
Summary: Si escribo este artículo antes del primer debate entre candidatos presidenciales, del que no espero mucho más que unos chispazos de inteligencia y otros de buen humor que to hagan menos aburrido que los de contiendas anteriores. Un resultado inesperado seria que, como producto del debate, se rompiera la inercia que impone la supuesta convicción mayoritaria de que Andrés Manuel López Obrador está condenado a la victoria el próximo domingo primero de julio. No encuentro el sustento empírico de la profecía y, salvo que sus difusores logren hacerla de inevitable auto cumplimiento, sigo convencido de que, al igual que en 2006 y 2012, la victoria de Andrés Manuel no es ineluctable ni está escrita en los textos ocultos de Nostradamus. Es cierto que en casi todas las encuestas -me refiero a las que merecen alguna consideración de seriedad- el tabasqueño sigue apareciendo en primer lugar de las preferencias, lo que de manera ineludible lo hace ocupar igual lugar en ejercicios estadísticos como, Oráculos, y otros similares. Pero las encuestas, tanto en México como en China, no son el Oráculo de Delfos, menos aun después de sus fracasos tanto en territorio nacional como en otros países. Conceder calidad de oráculo a las encuestas publicadas sobre la elecc16n presidencial en curso es un exceso, una ingenuidad o una perversidad. Si a los encuestadores les gusta la analogía que equipara la demoscopia con una foto tomada en un momento preciso, cabe afirmar que hace tiempo que cada una de esas fotos sale más borrosa, o movida, ya sea involuntaria o intencionalmente por quien maneja la Cámara.Item type | Current library | Collection | Call number | Materials specified | Status | Date due | Barcode |
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Analítica | Biblioteca Legislativa | Hemeroteca | Available | 511937 |
Si escribo este artículo antes del primer debate entre candidatos presidenciales, del que no espero mucho más que unos chispazos de inteligencia y otros de buen humor que to hagan menos aburrido que los de contiendas anteriores. Un resultado inesperado seria que, como producto del debate, se rompiera la inercia que impone la supuesta convicción mayoritaria de que Andrés Manuel López Obrador está condenado a la victoria el próximo domingo primero de julio. No encuentro el sustento empírico de la profecía y, salvo que sus difusores logren hacerla de inevitable auto cumplimiento, sigo convencido de que, al igual que en 2006 y 2012, la victoria de Andrés Manuel no es ineluctable ni está escrita en los textos ocultos de Nostradamus. Es cierto que en casi todas las encuestas -me refiero a las que merecen alguna consideración de seriedad- el tabasqueño sigue apareciendo en primer lugar de las preferencias, lo que de manera ineludible lo hace ocupar igual lugar en ejercicios estadísticos como, Oráculos, y otros similares. Pero las encuestas, tanto en México como en China, no son el Oráculo de Delfos, menos aun después de sus fracasos tanto en territorio nacional como en otros países. Conceder calidad de oráculo a las encuestas publicadas sobre la elecc16n presidencial en curso es un exceso, una ingenuidad o una perversidad. Si a los encuestadores les gusta la analogía que equipara la demoscopia con una foto tomada en un momento preciso, cabe afirmar que hace tiempo que cada una de esas fotos sale más borrosa, o movida, ya sea involuntaria o intencionalmente por quien maneja la Cámara.
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