Jorge Alcacer V. 25 años
Summary: Después del conflicto postelectoral de 1988 el ambiente político quedó enrarecido, y las relaciones personales entre dirigentes de los partidos políticos, lastimadas. Fueron varios meses en que resultó imposible sentar en la misma mesa a presidentes de partidos o a coordinadores parlamentarios. En 1990 el recién surgido PRD había declarado ilegítimo al gobierno de Carlos Salinas y prohibió a sus dirigentes tener contacto con funcionarios gubernamentales. La excepción éramos los comisionados ante la Comisión Federal Electoral, que de manera inevitable teníamos trato frecuente con el secretario de Gobernación y con otros altos funcionarios de esa dependencia… Al principio de 1995 me pasó por la mente dar por concluida la existencia de Voz y Voto, las elecciones del año anterior, pese a los graves hechos ocurridos durante su desarrollo, habían tenido un resultado aceptado por casi todos. El nuevo gobierno iniciaba sin la sombra del fraude y ofrecía avanzar en la reforma definitiva que normalizara la vida democrática de México. Parecía llegado el momento de emprender otras tareas. Lo comenté con varios amigos y colaboradores, que en general me pidieron esperar a conocer el curso de los acontecimientos. En particular, fue decisiva la opinión de Carlos Castillo Peraza, quien sin dudarlo un segundo me dijo: Cómo se te ocurre pensar en abandonar el estadio cuando lo mejor del partido está por empezar; a esta historia le faltan capítulos, y su espacio natural será Voz y Voto. Varios de quienes han sido nuestros colaboradores son hoy destacados funcionarios en las instituciones electorales, lo que nos enorgullece. Siempre presente la mirada y creatividad de Rafael López Castro, que en esta edición alcanza trecientas portadas de forma ininterrumpida. Durante veinticinco años han sido pilares para la aparición puntual de Voz y Voto los integrantes de nuestra mesa de redacción y el pequeño y eficiente equipo de edición, corrección y diseño. A todos ellos mi agradecimiento personal y mi reconocimiento profesional. Al mirar hacia atrás, sin nostalgia, constato que una de las singularidades de esta revista fue ser testigo y partícipe de las reformas electorales de 1994, 1996, 2005, 2007 y 2008. De diversos modos y por diferentes caminos, correspondió a colaboradores de Voz y Voto aportar ideas y soluciones para los cambios que surgieron de aquellos procesos de reformas electorales, muchos de los cuales habían sido postulados y discutidos previamente en nuestras páginas. Por eso podemos decir que en estas páginas no solo está la historia del cambio político-electoral que México ha vivido en el último cuarto de siglo; está también la génesis y desarrollo de esas transformaciones. La historia registrada en Voz y Voto es además testimonio de las acciones y perseverancia de varias generaciones a las que ha unido el compromiso de hacer de éste un espacio plural, comprometido con la democracia y sus valores fundamentales. Llegar a veinticinco años es motivo para reflexionar y festejar, sabiendo que aún faltan tareas por cumplir.Item type | Current library | Collection | Call number | Materials specified | Status | Date due | Barcode |
---|---|---|---|---|---|---|---|
Analítica | Biblioteca Legislativa | Hemeroteca | Available | 508474 |
Después del conflicto postelectoral de 1988 el ambiente político quedó enrarecido, y las relaciones personales entre dirigentes de los partidos políticos, lastimadas. Fueron varios meses en que resultó imposible sentar en la misma mesa a presidentes de partidos o a coordinadores parlamentarios. En 1990 el recién surgido PRD había declarado ilegítimo al gobierno de Carlos Salinas y prohibió a sus dirigentes tener contacto con funcionarios gubernamentales. La excepción éramos los comisionados ante la Comisión Federal Electoral, que de manera inevitable teníamos trato frecuente con el secretario de Gobernación y con otros altos funcionarios de esa dependencia… Al principio de 1995 me pasó por la mente dar por concluida la existencia de Voz y Voto, las elecciones del año anterior, pese a los graves hechos ocurridos durante su desarrollo, habían tenido un resultado aceptado por casi todos. El nuevo gobierno iniciaba sin la sombra del fraude y ofrecía avanzar en la reforma definitiva que normalizara la vida democrática de México. Parecía llegado el momento de emprender otras tareas. Lo comenté con varios amigos y colaboradores, que en general me pidieron esperar a conocer el curso de los acontecimientos. En particular, fue decisiva la opinión de Carlos Castillo Peraza, quien sin dudarlo un segundo me dijo: Cómo se te ocurre pensar en abandonar el estadio cuando lo mejor del partido está por empezar; a esta historia le faltan capítulos, y su espacio natural será Voz y Voto. Varios de quienes han sido nuestros colaboradores son hoy destacados funcionarios en las instituciones electorales, lo que nos enorgullece. Siempre presente la mirada y creatividad de Rafael López Castro, que en esta edición alcanza trecientas portadas de forma ininterrumpida. Durante veinticinco años han sido pilares para la aparición puntual de Voz y Voto los integrantes de nuestra mesa de redacción y el pequeño y eficiente equipo de edición, corrección y diseño. A todos ellos mi agradecimiento personal y mi reconocimiento profesional. Al mirar hacia atrás, sin nostalgia, constato que una de las singularidades de esta revista fue ser testigo y partícipe de las reformas electorales de 1994, 1996, 2005, 2007 y 2008. De diversos modos y por diferentes caminos, correspondió a colaboradores de Voz y Voto aportar ideas y soluciones para los cambios que surgieron de aquellos procesos de reformas electorales, muchos de los cuales habían sido postulados y discutidos previamente en nuestras páginas. Por eso podemos decir que en estas páginas no solo está la historia del cambio político-electoral que México ha vivido en el último cuarto de siglo; está también la génesis y desarrollo de esas transformaciones. La historia registrada en Voz y Voto es además testimonio de las acciones y perseverancia de varias generaciones a las que ha unido el compromiso de hacer de éste un espacio plural, comprometido con la democracia y sus valores fundamentales. Llegar a veinticinco años es motivo para reflexionar y festejar, sabiendo que aún faltan tareas por cumplir.
There are no comments on this title.