José Woldenberg 25 años

Hoy en México no existe agrupación política, expresión académica o periodística, organización de la sociedad civil, que no reconozca que la única vía legítima para arribar a los cargos de gobierno y legislativos es la electoral. Es un basamento sólido que permite la expresión y recreación de nuestra diversidad política. Se trata de un consenso civilizatorio. Son minoritarios y excéntricos aquellos que se apartan de ese canon y por lo mismo el escenario electoral atrae la atención de políticos, analistas, académicos y ciudadanos del común. En dicho escenario se disputan, ni más ni menos, los muy diferentes cargos públicos y en él se edifica un peculiar reparto del poder político. Pues bien, gracias a Jorge Alcocer y Voz y Voto podemos reconstruir una historia singular que acabó modelando la vida política de México. La revista es un esfuerzo y un producto colectivo, pero desde su fundación, Jorge es y ha sido su cabeza y motor. Sin su dirección, su talento, su perseverancia e incluso tozudez, Voz y Voto no sería lo que es hoy. Porque hay que decirlo: los acontecimientos se suceden, las jugadas políticas también, los triunfos y derrotas son connaturales a toda contienda comicial, las reformas normativas e institucionales modifican el marco de la disputa, pero para comprender el sentido de esos hechos es menester no solo documentarlos sino analizarlos, ponderarlos y juzgarlos. Yeso que se escribe rápido y fácil es lo que Jorge Alcocer y su revista han realizado a lo largo de veinticinco años.