Estados agraviados

Casos de feminicidios como el de Mara Castilla en el estado de Puebla, de Valeria de once años pasajera de un pesero en Nezahualcóyotl, de Lesvy Berlín Rivera, cuyo cuerpo fue encontrado en el interior de Ciudad Universitaria, de Jessica de veintiséis años, asesinada en un Centro Comercial de Mérida, de Jazmín Contreras, ultimada en Tlaxcala por sus subordinados o el de Pamela Salas, asesinada en un hotel de la Ciudad de México, plagan los diarios o noticiarios que leemos y vemos todos los días. No por eso dejan de ser menos indignantes y aterradores. Son focos rojos, un llamado para detener esta crisis de violencia y asesinatos contra la mujer. Las cifras oficiales sobre la violencia contra las mujeres en el Estado de México son preocupantes. La Procuraduría General de Justicia de la entidad registró que del 2011 al 2016 hubo 305 crímenes de odio contra las mujeres. La tendencia ha ido a la alza, ya que en 2011 se presentaron cuarenta y tres casos: en 2012 fueron cuarenta y seis, en 2013 bajo a cuarenta, pero para 2014 fueron cuarenta y siete; en 2015 subió a sesenta y uno y en 2016 se contabilizaron sesenta y ocho. Es decir, hubo un aumento de cincuenta y ocho por ciento. A lo largo de este año en la Procuraduría Estatal se han abierto treinta y tres carpetas de investigación por este ilícito.