Juicios orales

La primera década del siglo Veintiuna fue un escenario complicado en nuestro país. La inseguridad, la falta de certeza jurídica y la debilidad de las instituciones de seguridad y justicia frente al delito prevalecían ante el incremento de los efectos negativos provocados por la delincuencia. El sistema de justicia penal de aquella época ya no era capaz de garantizar una eficaz procuración e impartición de justicia. Los procedimientos eran largos, costosos, y muchas veces dejaban a las partes insatisfechas con su resultado, al hacer a un lado a la víctima del delito y favorecer la corrupción e impunidad. Estas circunstancias permearon al grado de debilitar el contexto social, y exigieron del Estado mexicano acciones concretas para responder a las necesidades de la sociedad. Frente a este panorama, los ciudadanos impulsaron acciones sin precedentes para garantizar que el sistema de justicia penal diera respuesta a sus reclamos.