Investigación de la defensa

Usualmente, cuando escuchamos investigación de un delito o, en su caso, de un hecho que la ley señala como delito, nos imaginamos al sujeto mal encarado de mirada penetrante que le sobresale la cacha de un arma de fuego en la cintura, ya sea fajada o enfundada, y que particularmente trae a la vista una charola dorada o plateada fijada sobre el cinturón en la parte frontal, para que se vea y que a nadie le quede duda de quién se trata. Previo a la reforma constitucional en materia penal del año 2008, los cuerpos policiacos que investigaban la comisión de los delitos era la policía judicial, federal y estatal, que después cambiaron el nombre a policía ministerial y, en algunas entidades, a policías investigadoras; el cambio de nombre a dichas corporaciones se debió a la necesidad de modificar la forma en que se conducían las mismas, no precisamente por la buena voluntad de sus integrantes, sino por la inevitable evolución de los derechos humanos en nuestro país, por lo que el Estado mexicano ya no puede realizar actos paliativos, sino de fondo para garantizar el irrestricto respeto a dichos derechos; por ello, ahora existen exámenes de control de confianza, registro policial, mayor escolaridad para ingreso y de perfiles profesionales para los mencionados investigadores.