Sobre la Administración Pública de México y Medios de Mejorarla. 121
Summary: Yo escribí esta obra, y aun comencé á imprimirla en circunstancias en que todavía se podía esperar que la paz y el órden se conservarían por mucho tiempo y que este tiempo precioso se emplearía en hacer mejoras materiales, en fomentar la instrucción pública y en morigerar todas las clases de la sociedad por medio de una buena administración. Todo hacia creer que la nación, cansada ya de disensiones y discordias, iba á disfrutar los inmensos beneficios de una civilización siempre creciente. El espíritu de empresa comenzaba á reanimarse; no se hablaba ya sino de caminos y telégrafos, de navegación por medio del vapor, de esposiciones industriales, de fundación de hospicios y penitenciarias, de mejoras en todos los establecimientos de instrucción pública, de construcción de nuevos teatros, dentro y fuera de la capital, de introducción al país de nuevas máquinas, de instrumentos agrarios industriales; y en fin, las artes de la paz comenzaban á florecer, y hacían esperar al país un porvenir muy lisonjero. Pero todas las previsiones han fallado, todas las esperanzas se han desvanecido, y sobre los escombros de las instituciones ya destruidas, irán cayendo una por una esas obras de utilidad pública, esas mejoras administrativas que se habían realizado ya, ó que se iban planteando cada día. (En RAP 50, 1982)Item type | Current library | Collection | Call number | Materials specified | Status | Date due | Barcode |
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Analítica | Biblioteca Legislativa | Hemeroteca | Available | 498159 |
Yo escribí esta obra, y aun comencé á imprimirla en circunstancias en que todavía se podía esperar que la paz y el órden se conservarían por mucho tiempo y que este tiempo precioso se emplearía en hacer mejoras materiales, en fomentar la instrucción pública y en morigerar todas las clases de la sociedad por medio de una buena administración. Todo hacia creer que la nación, cansada ya de disensiones y discordias, iba á disfrutar los inmensos beneficios de una civilización siempre creciente. El espíritu de empresa comenzaba á reanimarse; no se hablaba ya sino de caminos y telégrafos, de navegación por medio del vapor, de esposiciones industriales, de fundación de hospicios y penitenciarias, de mejoras en todos los establecimientos de instrucción pública, de construcción de nuevos teatros, dentro y fuera de la capital, de introducción al país de nuevas máquinas, de instrumentos agrarios industriales; y en fin, las artes de la paz comenzaban á florecer, y hacían esperar al país un porvenir muy lisonjero. Pero todas las previsiones han fallado, todas las esperanzas se han desvanecido, y sobre los escombros de las instituciones ya destruidas, irán cayendo una por una esas obras de utilidad pública, esas mejoras administrativas que se habían realizado ya, ó que se iban planteando cada día. (En RAP 50, 1982)
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