A orillas de la revolución: Martín Luis Guzmán en Madrid (1915)
Summary: Después de varios días de navegación feliz, Martín Luis Guzmán divisó desde el barco en el que viajaba el peñón y la bahía de Gibraltar, mientras al frente avistaba a lo lejos las rocas de África. Minutos más tarde desembarcaría en Algeciras. El ritmo calmo de las calles del puerto y su entorno bucólico hicieron sentir a Guzmán que podría llevar una vida tranquila en España.' Pensaba radicar en este país una larga temporada en compañía de su familia: una hermana, su esposa y sus dos hijos. Camino a Madrid, Guzmán se detuvo algunas horas en Córdoba. Lo sorprendió la miseria de la población, que contrastaba con lo que él calificó de, belleza indígena, en este caso de origen africano, de la traza urbana: la vega del río Guadalquivir, la gran mezquita, los tejados, jardines y puentes. Al entrever entre plantas los interiores de algunas casas mudéjares, recordó los patios de las residencias del norte de la costa occidental de México. No halló paralelismos posibles para el color indefinible, entre rojo y amarillo, de los tejados, que contrastaba con el tinte nacarado del crepúsculo tardío.Item type | Current library | Collection | Call number | Materials specified | Status | Date due | Barcode |
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Analítica | Biblioteca Legislativa | Hemeroteca | Available | 462201 |
Después de varios días de navegación feliz, Martín Luis Guzmán divisó desde el barco en el que viajaba el peñón y la bahía de Gibraltar, mientras al frente avistaba a lo lejos las rocas de África. Minutos más tarde desembarcaría en Algeciras. El ritmo calmo de las calles del puerto y su entorno bucólico hicieron sentir a Guzmán que podría llevar una vida tranquila en España.' Pensaba radicar en este país una larga temporada en compañía de su familia: una hermana, su esposa y sus dos hijos. Camino a Madrid, Guzmán se detuvo algunas horas en Córdoba. Lo sorprendió la miseria de la población, que contrastaba con lo que él calificó de, belleza indígena, en este caso de origen africano, de la traza urbana: la vega del río Guadalquivir, la gran mezquita, los tejados, jardines y puentes. Al entrever entre plantas los interiores de algunas casas mudéjares, recordó los patios de las residencias del norte de la costa occidental de México. No halló paralelismos posibles para el color indefinible, entre rojo y amarillo, de los tejados, que contrastaba con el tinte nacarado del crepúsculo tardío.
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