Serapio Rendón, otra víctima del huertismo
Summary: El veintitrés de agosto de 1913 murió el diputado Serapio Rendón. Su cuerpo fue encontrado en Tlalnepantla, estado de México. Claramente se trataba de un asesinato, uno más que se sumaría a la lista de hechos violentos ocurridos durante el régimen del general victoriano Huerta. Apenas apagadas las metrallas que habían convertido la ciudad de México en un campo de batalla desde el nueve de febrero hasta el asesinato del presidente Madero y del vicepresidente Pino Suárez, el día veintidós, y luego de llevar a cabo el trámite necesario para que el general Huerta se invistiera con la banda presidencial; ya aposentado éste en palacio nacional, de inmediato giró órdenes para echar a andar la maquinaria gubernamental. Una de las primeras medidas fue la de borrar toda huella de esos días de guerra. Brigadas de trabajadores se dedicaron a levantar cadáveres, a poner en marcha los servicios urbanos y a asear las calles; pero ¿cómo limpiar la imagen de un gobierno que ascendió al poder por la vía de la violencia y por un magnicidio?, ¿cómo borrar la marca de la ilegitimidad?| Item type | Current library | Collection | Call number | Materials specified | Status | Date due | Barcode |
|---|---|---|---|---|---|---|---|
| Analítica | Biblioteca Legislativa | Hemeroteca | Available | 460305 |
El veintitrés de agosto de 1913 murió el diputado Serapio Rendón. Su cuerpo fue encontrado en Tlalnepantla, estado de México. Claramente se trataba de un asesinato, uno más que se sumaría a la lista de hechos violentos ocurridos durante el régimen del general victoriano Huerta. Apenas apagadas las metrallas que habían convertido la ciudad de México en un campo de batalla desde el nueve de febrero hasta el asesinato del presidente Madero y del vicepresidente Pino Suárez, el día veintidós, y luego de llevar a cabo el trámite necesario para que el general Huerta se invistiera con la banda presidencial; ya aposentado éste en palacio nacional, de inmediato giró órdenes para echar a andar la maquinaria gubernamental. Una de las primeras medidas fue la de borrar toda huella de esos días de guerra. Brigadas de trabajadores se dedicaron a levantar cadáveres, a poner en marcha los servicios urbanos y a asear las calles; pero ¿cómo limpiar la imagen de un gobierno que ascendió al poder por la vía de la violencia y por un magnicidio?, ¿cómo borrar la marca de la ilegitimidad?
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