Partidos de patronazgo
Summary: La incipiente democracia mexicana enfrenta una paradoja que inhibe su lento desarrollo: cuenta con una estructura institucional que formalmente la dota de solidez jurídica y, al mismo tiempo, padece serias deficiencias en su operación política derivadas del sistema de partidos. A pesar de sus imperfecciones, el artículo cuarenta y uno constitucional, el Instituto Nacional Electoral, lNE, el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, Cofipe, y la Ley General de Partidos Políticos constituyen indudables avances jurídicos e institucionales que en la realidad política se enfrentan a partidos alejados de lo establecido en la Carta Magna y en los parámetros internacionales de la normalidad democrática, si no es que en franca contradicción con ellos. El reciente registro de tres nuevos institutos políticos obliga a reflexionar sobre el sistema correspondiente integrado antes por siete organizaciones y que ahora aumenta a diez. No es admisible que los protagonistas indispensables de los procesos electorales representen un obstáculo mayúsculo, en lugar de un estímulo, para mejorar la calidad de la onerosa y mediocre democracia mexicana.Item type | Current library | Collection | Call number | Materials specified | Status | Date due | Barcode |
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Analítica | Biblioteca Legislativa | Hemeroteca | Available | 457442 |
La incipiente democracia mexicana enfrenta una paradoja que inhibe su lento desarrollo: cuenta con una estructura institucional que formalmente la dota de solidez jurídica y, al mismo tiempo, padece serias deficiencias en su operación política derivadas del sistema de partidos. A pesar de sus imperfecciones, el artículo cuarenta y uno constitucional, el Instituto Nacional Electoral, lNE, el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, Cofipe, y la Ley General de Partidos Políticos constituyen indudables avances jurídicos e institucionales que en la realidad política se enfrentan a partidos alejados de lo establecido en la Carta Magna y en los parámetros internacionales de la normalidad democrática, si no es que en franca contradicción con ellos. El reciente registro de tres nuevos institutos políticos obliga a reflexionar sobre el sistema correspondiente integrado antes por siete organizaciones y que ahora aumenta a diez. No es admisible que los protagonistas indispensables de los procesos electorales representen un obstáculo mayúsculo, en lugar de un estímulo, para mejorar la calidad de la onerosa y mediocre democracia mexicana.
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