Ernesto de la Peña para intrusos
Summary: En un sentido homenaje a uno de los eruditos de la lengua más reconocidos y estimados de nuestro país, Quirarte nos habla de los hitos de la extensa labor cultural de Ernesto de la Peña: escritor, lingüista, académico y, sobre todo, un divulgador incansable del saber y el conocimiento. Ernesto de la Peña era un hombre de mundo y un hombre del mundo. Por su exigencia, respeto, cultivo y sabiduría de la palabra, el uso de la preposición lo modifica todo… Era un hombre de mundo porque su conocimiento de las variadas riquezas del alma recibidas en nuestro breve tránsito las dedicaba no solo a su placer personal sino las prodigaba a los otros, ya fuera su inverosímil bagaje filológico, ya su fino y punzante sentido del humor, ya su erudición y placer gastronómicos, que compartía particularmente con su María Luisa, amor, presencia y motivo, según reza la dedicatoria del autor en su libro Don Quijote, la sinrazón sospechosa, publicado en edición privada por Javier Quijano Baz para celebrar los ochenta fecundos años de existencia de un hombre que supo mantener la creatividad y la alegría del niño.Item type | Current library | Collection | Call number | Materials specified | Status | Date due | Barcode |
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Analítica | Biblioteca Legislativa | Hemeroteca | Available | 455205 |
En un sentido homenaje a uno de los eruditos de la lengua más reconocidos y estimados de nuestro país, Quirarte nos habla de los hitos de la extensa labor cultural de Ernesto de la Peña: escritor, lingüista, académico y, sobre todo, un divulgador incansable del saber y el conocimiento. Ernesto de la Peña era un hombre de mundo y un hombre del mundo. Por su exigencia, respeto, cultivo y sabiduría de la palabra, el uso de la preposición lo modifica todo… Era un hombre de mundo porque su conocimiento de las variadas riquezas del alma recibidas en nuestro breve tránsito las dedicaba no solo a su placer personal sino las prodigaba a los otros, ya fuera su inverosímil bagaje filológico, ya su fino y punzante sentido del humor, ya su erudición y placer gastronómicos, que compartía particularmente con su María Luisa, amor, presencia y motivo, según reza la dedicatoria del autor en su libro Don Quijote, la sinrazón sospechosa, publicado en edición privada por Javier Quijano Baz para celebrar los ochenta fecundos años de existencia de un hombre que supo mantener la creatividad y la alegría del niño.
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