Sucesión de errores
Summary: La reforma hacendaria puede convertirse en el gran error del gobierno de Enrique Peña Nieto, ya que el resultado podría ser una legislación que incumpla los objetivos recaudatorios y desacelere la actividad económica, con sus inevitables consecuencias sobre la vida nacional. La cadena de errores del gobierno y, muy particularmente, de la Secretaría de Hacienda en el procesamiento de la tan cacareada reforma estructural, no hace prever un final feliz tras las primeras discusiones en el Senado… El primer error fue una iniciativa de reforma incongruente, Proceso mil novecientos veinticuatro; el segundo, enviarla a la Cámara de Diputados sin una negociación previa con al menos alguno de los dos potenciales aliados estratégicos, PAN y PRD, cuyos votos eran indispensables para sacarla adelante; el tercero, negociar aisladamente con diputados y senadores, lo que obligó a duplicar los costos de la misma; y, finalmente, el cuarto error fue empeñarse en alcanzar un mínimo de recaudación, que a todas luces es insuficiente para poder hablar de una reforma fiscal, de modo que se convierte en una miscelánea fiscal más, Proceso 1926, pero se improvisan parches y ajustes que amenazan con causar efectos nocivos.Item type | Current library | Collection | Call number | Materials specified | Status | Date due | Barcode |
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Analítica | Biblioteca Legislativa | Hemeroteca | Available | 449073 |
La reforma hacendaria puede convertirse en el gran error del gobierno de Enrique Peña Nieto, ya que el resultado podría ser una legislación que incumpla los objetivos recaudatorios y desacelere la actividad económica, con sus inevitables consecuencias sobre la vida nacional. La cadena de errores del gobierno y, muy particularmente, de la Secretaría de Hacienda en el procesamiento de la tan cacareada reforma estructural, no hace prever un final feliz tras las primeras discusiones en el Senado… El primer error fue una iniciativa de reforma incongruente, Proceso mil novecientos veinticuatro; el segundo, enviarla a la Cámara de Diputados sin una negociación previa con al menos alguno de los dos potenciales aliados estratégicos, PAN y PRD, cuyos votos eran indispensables para sacarla adelante; el tercero, negociar aisladamente con diputados y senadores, lo que obligó a duplicar los costos de la misma; y, finalmente, el cuarto error fue empeñarse en alcanzar un mínimo de recaudación, que a todas luces es insuficiente para poder hablar de una reforma fiscal, de modo que se convierte en una miscelánea fiscal más, Proceso 1926, pero se improvisan parches y ajustes que amenazan con causar efectos nocivos.
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