El juego del gato y del ratpón en Arizona
Summary: Recuerdo la frase que Edu Ponces, el fotógrafo con quien viajaba, me dijo al final de este viaje: Esto de la Patrulla Fronteriza es más mitología que realidad. Resultó que los malos del cuento no lo son tanto, que la frontera con su muro, sus radares y sus patrulleros sigue siendo porosa; claro, más para los narcotraficantes que para los migrantes. La prioridad no son los indocumentados, pero la persecución de unos vale para los otros. Y a eso a lo que unos llaman fracaso al final del camino los patrulleros le llaman juego. Uno que se repite cada hora, cada día… Diciembre de 2008, Arizona, Estados Unidos. Uno de losveintitrés radares giratorios ubicados en estos cuatrocientos cuarenta kilómetros de frontera desértica ha lanzado una señal. En una de las pantallas del centro de control del cuartel aparecen cuatro puntos. El radar, ubicado cerca del llano en el poblado de Arivaca, se ha detenido en un cuadrante. Ha dejado de girar. Ahora que detectó movimiento, se enfoca en esos pequeños círculos rojos que proyecta el monitor. El juego acaba de empezar.Item type | Current library | Collection | Call number | Materials specified | Status | Date due | Barcode |
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Analítica | Biblioteca Legislativa | Hemeroteca | Available | 443764 |
Recuerdo la frase que Edu Ponces, el fotógrafo con quien viajaba, me dijo al final de este viaje: Esto de la Patrulla Fronteriza es más mitología que realidad. Resultó que los malos del cuento no lo son tanto, que la frontera con su muro, sus radares y sus patrulleros sigue siendo porosa; claro, más para los narcotraficantes que para los migrantes. La prioridad no son los indocumentados, pero la persecución de unos vale para los otros. Y a eso a lo que unos llaman fracaso al final del camino los patrulleros le llaman juego. Uno que se repite cada hora, cada día… Diciembre de 2008, Arizona, Estados Unidos. Uno de losveintitrés radares giratorios ubicados en estos cuatrocientos cuarenta kilómetros de frontera desértica ha lanzado una señal. En una de las pantallas del centro de control del cuartel aparecen cuatro puntos. El radar, ubicado cerca del llano en el poblado de Arivaca, se ha detenido en un cuadrante. Ha dejado de girar. Ahora que detectó movimiento, se enfoca en esos pequeños círculos rojos que proyecta el monitor. El juego acaba de empezar.
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