Los narcos ejecutan a decenas de agentes municipales en Tijuana “Ya quiero muertos del otro lado; tiren a matar”
Summary: Los ingredientes de una escena actual de Tijuana: un militar que encabeza la policía y está en guerra contra el narcotráfico; un cuerpo policiaco infiltrado por el crimen organizado; unos policías asustados porque si colaboran con el narco caen en prisión; unos narcos cabreados porque los agentes se les están rajando y ya no dan, como antes, protección. El resultado: decenas de ejecuciones de policías municipales, que caen como figuritas de plomo. Y un teniente coronel que como cruzado, solitario y sin respaldo federal, se lanza a la ofensiva al grito de, la orden es tirar a matar… Tijuana, Baja California. El Rquince tenía el mismo espíritu salvaje del policía municipal que los encañonó. Luego, con la voz seca de quien está acostumbrado al uso descarnado de la violencia, el agente bramó: ¿Qué, nos están grabando pa matarnos, cabrón? gritó y nos arrebató el celular con coraje. Los filmábamos con el celular porque era una locura que nos pidieran ochenta dólares para soltarnos por un delito que no existe en código penal alguno: cargar una botella de whisky, sin abrir. Pero el otro municipal, con una mirada cargada de desprecio y una pose de quien alquila un rifle en la feria para acribillar patos de plomo, irrumpió como bala: Si quisiéramos, ahorita mismo les reventábamos la cabeza, pinches putos.Item type | Current library | Collection | Call number | Materials specified | Status | Date due | Barcode |
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Analítica | Biblioteca Legislativa | Hemeroteca | Available | 428085 |
Los ingredientes de una escena actual de Tijuana: un militar que encabeza la policía y está en guerra contra el narcotráfico; un cuerpo policiaco infiltrado por el crimen organizado; unos policías asustados porque si colaboran con el narco caen en prisión; unos narcos cabreados porque los agentes se les están rajando y ya no dan, como antes, protección. El resultado: decenas de ejecuciones de policías municipales, que caen como figuritas de plomo. Y un teniente coronel que como cruzado, solitario y sin respaldo federal, se lanza a la ofensiva al grito de, la orden es tirar a matar… Tijuana, Baja California. El Rquince tenía el mismo espíritu salvaje del policía municipal que los encañonó. Luego, con la voz seca de quien está acostumbrado al uso descarnado de la violencia, el agente bramó: ¿Qué, nos están grabando pa matarnos, cabrón? gritó y nos arrebató el celular con coraje. Los filmábamos con el celular porque era una locura que nos pidieran ochenta dólares para soltarnos por un delito que no existe en código penal alguno: cargar una botella de whisky, sin abrir. Pero el otro municipal, con una mirada cargada de desprecio y una pose de quien alquila un rifle en la feria para acribillar patos de plomo, irrumpió como bala: Si quisiéramos, ahorita mismo les reventábamos la cabeza, pinches putos.
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