El extraño caso del teniente coronel Leyzaola

Aunque uno no lo quisiera ver, el narco lo cubre ya casi todo. En los últimos días ha habida intensas jornadas en torno a él las secuelas de la matanza de jóvenes en Ciudad Juárez, la revelación de que habrá agentes de la DEA incrustados en comandos de agentes mexicanos, la acusación del diputado, Manuel Clouthier de que el poder protege al cártel de El Chapo Guzmán, fugado hace ya diez años; la respuesta del presidente, Felipe Calderón de que no es así. Y otras más… En ese cuadro, destaca un extraño personaje: el teniente coronel Julián Leyzaloa, jefe de la Policia Municipal de Tijuana, de las plazas más calientes. Alrededor de él se ha creado una especie de, leyenda: es el Harry El Sucio mexicano,es un militar incorruptible, es un jefe apreciado por ciudadanos empresarios es un nacionalista que odia los narcocorridos y a Los Tucanes de Tijuana, es un admirador de Pancho Villa es el coco de matones como El Teo, El Pozolero y otros más, a los que llama, mugrosos, sátrapas, viejas lloronas o maricones. Es el militar cuya casa está dentro del cuartel por seguridad y al que, según cuenta, le ofrecieron ochenta mil dólares semana por hacerse de la vista gorda. El que jura que jamas escucharemos, que era un oficial corrompido por el narco ni por nadie. Extraño caso el del teniente coronel Julián Leyzaloa.