Cimientos para una nueva forma de hacer justicia
Summary: En esta nueva entrega de la serie que dedicamos a la reforma penal de 2008, el autor explica la dinámica y los mecanismos para la implementación de los juicios orales, que está en proceso… La reforma constitucional en materia de seguridad y justicia penal de 2008 fue una apuesta por transformar de manera radical la forma en que se imparte la justicia penal en México y por modernizar un sistema de procuración e impartición de justicia disfuncional que se caracteriza por ser ineficiente, lento y corrupto. Su consecución exitosa implica una revolución del pensamiento y de la forma en que entendemos el derecho y el proceso penal. De ser un cúmulo de trámites e intercambio de papeles, donde se pierde de vista quiénes son las partes, quiénes se están jugando su libertad, su patrimonio y su anhelo de justicia, se convierten en una herramienta social donde tanto el imputado como las víctimas participan activamente, exponen sus argumentos y debaten en presencia del juez sobre la existencia del delito y la posible participación del imputado. Se trata de romper la gran brecha que existe entre el lenguaje jurídico y el lenguaje común, abandonar la visión puramente formalista del derecho para convertirlo en un instrumento más lógico y cercano a la ciudadanía, para defender sus derechos y lograr una mejor convivencia social.Item type | Current library | Collection | Call number | Materials specified | Status | Date due | Barcode |
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Analítica | Biblioteca Legislativa | Hemeroteca | Available | 423031 |
En esta nueva entrega de la serie que dedicamos a la reforma penal de 2008, el autor explica la dinámica y los mecanismos para la implementación de los juicios orales, que está en proceso… La reforma constitucional en materia de seguridad y justicia penal de 2008 fue una apuesta por transformar de manera radical la forma en que se imparte la justicia penal en México y por modernizar un sistema de procuración e impartición de justicia disfuncional que se caracteriza por ser ineficiente, lento y corrupto. Su consecución exitosa implica una revolución del pensamiento y de la forma en que entendemos el derecho y el proceso penal. De ser un cúmulo de trámites e intercambio de papeles, donde se pierde de vista quiénes son las partes, quiénes se están jugando su libertad, su patrimonio y su anhelo de justicia, se convierten en una herramienta social donde tanto el imputado como las víctimas participan activamente, exponen sus argumentos y debaten en presencia del juez sobre la existencia del delito y la posible participación del imputado. Se trata de romper la gran brecha que existe entre el lenguaje jurídico y el lenguaje común, abandonar la visión puramente formalista del derecho para convertirlo en un instrumento más lógico y cercano a la ciudadanía, para defender sus derechos y lograr una mejor convivencia social.
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