Penitencias de un sacerdote luchador. Los estragos tras la tormenta

Fray Tormenta llegó a ser uno de los luchadores más populares de México durante los años ochenta; no gracias a sus vuelos espectaculares sina a su labor altruista con niños huérfanos, y abandonados. Hoy, a pesar de los achaques y la diabetes, el sacerdote luchador sigue azotando su espalda contra la lona de las arenas, e insiste en ayudar a quien se deje. El tiempo ha sido injustó con él. Poco queda de la época de grandes coliseos donde la gente lo esperaba para brindarle apoyo sus, cachorros. Poco queda de la casa hogar quellego a albergar a más de trescientos cincuenta jovenes y un día funesto acabó consumida por las llamas… En contraste con sus logros, la miseria y los parecen querer quitarle por fin la máscara al luchador que logróconstituirse como un ejemplo a seguir fuera del cuadrilátero. Pero él no se pierde en la autocumplacencia ni se considera un santo: A mí que no me pregunten qué es lo que he hecho; es más fácil que les diga lo que nunca hice. Así nos tardamos menos.