El plebiscito, un fracaso bien hecho
In: El cotidiano 9, 54 (may. 1993), 30-36Summary: Bien podría afirmar que el Plebiscito capitalino fue un sonoro fracaso como lo han publicado algunos analistas "interesados". Pero entonces tendría que soslayar el entusiasta trabajo de más de una docena de miles de citadinos que con todo y su pereza a cuestas, y el atractivo de un domingo descansado o bullangero, prefirieron sentarse durante largas horas al rayo del sol para facilitarles el voto a otros tantos de miles más. Esto no me lo podría perdonar. Y no lo podría porque entre esos aventureros de las urnas se incluyeron varios estimables amigos desplegando, desde el inicio, una generosa disposición por demás voluntaria, para ir al encuentro de esa "cuasi muchedumbre". Por esos azarosos días vi también a otros compañeros de andanzas y aprendizajes vitales y, algunos más, rivales de emociones políticas o simples coincidentes de viaje, atareados trabajar ardua, inteligentemente, por una causa elusiva a la que llamaban "su responsabilidad ciudadana". Harta pena me daría enderezar mis "informados" juicios en sentido contrario a sus afanes que, en mucho, son los míos propios.Item type | Current library | Collection | Call number | Materials specified | Status | Date due | Barcode |
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Analítica | Biblioteca Legislativa | Hemeroteca | Available | 413688 |
Bien podría afirmar que el Plebiscito capitalino fue un sonoro fracaso como lo han publicado algunos analistas "interesados". Pero entonces tendría que soslayar el entusiasta trabajo de más de una docena de miles de citadinos que con todo y su pereza a cuestas, y el atractivo de un domingo descansado o bullangero, prefirieron sentarse durante largas horas al rayo del sol para facilitarles el voto a otros tantos de miles más. Esto no me lo podría perdonar. Y no lo podría porque entre esos aventureros de las urnas se incluyeron varios estimables amigos desplegando, desde el inicio, una generosa disposición por demás voluntaria, para ir al encuentro de esa "cuasi muchedumbre". Por esos azarosos días vi también a otros compañeros de andanzas y aprendizajes vitales y, algunos más, rivales de emociones políticas o simples coincidentes de viaje, atareados trabajar ardua, inteligentemente, por una causa elusiva a la que llamaban "su responsabilidad ciudadana". Harta pena me daría enderezar mis "informados" juicios en sentido contrario a sus afanes que, en mucho, son los míos propios.
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