Iglesia y narcotrafico

Sólo hable de religión, rezaban algunas pancartas colocadas a las afueras de la catedral de Saltillo, letras inequívocas con mensaje directo a Raúl Vera, el obispo dominico que incursionó en la opinión pública cuando el entonces nuncio apostólico Girolamo Prigione lo propuso como coadjutor del Samuel Ruiz, obispo de San Cristóbal de las Casas, cuya acción apostólica molestaba significativamente a la clase política vaticana… Entonces Raúl Vera se convirtió en el obispo coadjutor más famoso de la historia moderna de la Iglesia católica en México. Prigione lo mandó a San Cristóbal para que hiciera lo propio de un coadjutor: quitarle competencias y responsabilidades a don Samuel, prepararle la retirada, debilitarlo y finalmente sucederlo… El maquiavélico nuncio no podía imaginar en sus análisis y escenarios que el coadjutor terminaría siendo samuelista. Raúl Vera no sólo no le quitó autoridad a Samuel Ruiz, sino que se sumó a su causa, a saber, hacer religión uniendo fe y justicia.