De la felicidad, los mexicanos, los panistas, la coherencia y el aborto
In: Emeequis. Periodismo indeleble 62 (Abr. 2007), 56-57Summary: Cada cabeza es un mundo. Hay tantos puntos en común con tu pariente, tu amigo, tu vecino, tu colega, como puntos de discrepancia. Todos somos parecidos, pero al fin todos somos diferentes… Cada cabeza es un mundo, y cada cuerpo de esa cabeza también. Luego de ver la exposición fotográfica Cuerpos pintados uno acaba tomando conciencia de que realmente cada humano constituye un universo aparte… La magia del color convierte a una negra en mulata casi blanca. Una mujer funde su propia orografía con el muro que le sirve de escenario. Un enano montado en un caballo de madera es Napoleón. Un ave vuela en las espaldas de cuatro mujeres doradas. Un grupo de ancianos japoneses devela sus esqueletos encorvados apenas cubiertos de un polvo lechoso; la ausencia de vello es sustituida con arrugas que se suceden unas a otras en el rostro, el cuello, las ingles. Un grupo de nonagenarios de Ecuador retratados sin pintura, dejan ver pliegues de piel morena que se amontonan en el rostro, el cuello, las ingles... Todos estos modelos están desnudos. Lo curioso, lo extraño, es que todos resultan bellos.Item type | Current library | Collection | Call number | Materials specified | Status | Date due | Barcode |
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Analítica | Biblioteca Legislativa | Hemeroteca | Available | 381393 |
Cada cabeza es un mundo. Hay tantos puntos en común con tu pariente, tu amigo, tu vecino, tu colega, como puntos de discrepancia. Todos somos parecidos, pero al fin todos somos diferentes… Cada cabeza es un mundo, y cada cuerpo de esa cabeza también. Luego de ver la exposición fotográfica Cuerpos pintados uno acaba tomando conciencia de que realmente cada humano constituye un universo aparte… La magia del color convierte a una negra en mulata casi blanca. Una mujer funde su propia orografía con el muro que le sirve de escenario. Un enano montado en un caballo de madera es Napoleón. Un ave vuela en las espaldas de cuatro mujeres doradas. Un grupo de ancianos japoneses devela sus esqueletos encorvados apenas cubiertos de un polvo lechoso; la ausencia de vello es sustituida con arrugas que se suceden unas a otras en el rostro, el cuello, las ingles. Un grupo de nonagenarios de Ecuador retratados sin pintura, dejan ver pliegues de piel morena que se amontonan en el rostro, el cuello, las ingles... Todos estos modelos están desnudos. Lo curioso, lo extraño, es que todos resultan bellos.
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