Entre los escándalos mediáticos y la antipolítica

Los medios de comunicación, en defensa de la ciudadanía, han evidenciado a los políticos; han lucrado con el dolor humano de gente agraviada por la violencia y la delincuencia; han hecho juicios sumarios contra autoridades. Todo ello en aras de un pretendido interés cívico invocando una tramposa castidad política. Una dudosa neutralidad, luego que cualquier acto social es, por definición, político. Los medios en consecuencia no están exentos de este talante, quizás no tengan filiación con partido u organización política constituida como tal, pero demostradamente responden a intereses políticos, convirtiéndose, así, en los censores de la vida pública apelando a una fingida imparcialidad valorativa, fincando su éxito sobre dos grandes soportes: la desconfianza en los políticos y la monopolización de una infraestructura que centraliza en dos empresas la difusión de información e ideas para la mayoría de la población.