Entre la impunidad y la politización de la justicia
In: El cotidiano 20, 127 (sep-oct. 2004), 46-55Summary: El segundo semestre del año continúa con la medición de fuerzas políticas hacia las elecciones federales del 2006, que inició meses atrás cuando, de manera anticipada, el presidente de la república, Vicente Fox, declaró abierta la carrera por la sucesión presidencial. La ausencia de reglas para el evento político más importante en un régimen presidencialista como el mexicano, ha provocado un fuerte desgaste del Jefe del Ejecutivo, envuelto, como estuvo, en la ambigüedad de la posible candidatura de su esposa Martha Sahagún. A ese desgaste presidencial se suma también su falta de liderazgo para hacer de la alternancia el espacio del pacto para la transición efectiva a la democracia. Y a falta de mayores recursos, todo parece indicar que, desde el Poder Ejecutivo, se ha orquestado una estrategia para sacar de la contienda al jefe de gobierno del Distrito Federal, principal opositor al proyecto representado por Fox, el PAN y el sector hegemónico del PRI; una estrategia que se centra en la politización de la justicia y que ha entrado a su fase final con el pretendido desafuero de Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Así, mientras un presidente de la república sin la visión de estadista necesaria para empujar hacia la transición democrática, y unos partidos políticos en lucha encarnizada por el poder, generan un gran vacío político, la economía sigue sobreviviendo gracias a las remesas y al repunte del precio del petróleo, y los trabajadores enfrentan una nueva fase de deterioro, ahora de sus prestaciones. Todo ello salpicado de una posible exulsiónfractura en el PRI con los ojos puestos en el 2006. Y, también con ese horizonte en la mira, el PRI reclama impunidad para los crímenes de la guerra sucia, precisamente cuando empiezan a cobrar su factura las expectativas creadas por las promesas de Vicente Fox de hacer justicia sobre esos crímenes.Item type | Current library | Collection | Call number | Materials specified | Status | Date due | Barcode |
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Analítica | Biblioteca Legislativa | Hemeroteca | Available | 375649 |
El segundo semestre del año continúa con la medición de fuerzas políticas hacia las elecciones federales del 2006, que inició meses atrás cuando, de manera anticipada, el presidente de la república, Vicente Fox, declaró abierta la carrera por la sucesión presidencial. La ausencia de reglas para el evento político más importante en un régimen presidencialista como el mexicano, ha provocado un fuerte desgaste del Jefe del Ejecutivo, envuelto, como estuvo, en la ambigüedad de la posible candidatura de su esposa Martha Sahagún. A ese desgaste presidencial se suma también su falta de liderazgo para hacer de la alternancia el espacio del pacto para la transición efectiva a la democracia. Y a falta de mayores recursos, todo parece indicar que, desde el Poder Ejecutivo, se ha orquestado una estrategia para sacar de la contienda al jefe de gobierno del Distrito Federal, principal opositor al proyecto representado por Fox, el PAN y el sector hegemónico del PRI; una estrategia que se centra en la politización de la justicia y que ha entrado a su fase final con el pretendido desafuero de Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Así, mientras un presidente de la república sin la visión de estadista necesaria para empujar hacia la transición democrática, y unos partidos políticos en lucha encarnizada por el poder, generan un gran vacío político, la economía sigue sobreviviendo gracias a las remesas y al repunte del precio del petróleo, y los trabajadores enfrentan una nueva fase de deterioro, ahora de sus prestaciones. Todo ello salpicado de una posible exulsiónfractura en el PRI con los ojos puestos en el 2006. Y, también con ese horizonte en la mira, el PRI reclama impunidad para los crímenes de la guerra sucia, precisamente cuando empiezan a cobrar su factura las expectativas creadas por las promesas de Vicente Fox de hacer justicia sobre esos crímenes.
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