El otro efecto dragón

Para Asia, 1998 no sólo fue el año en que se resquebrajó abruptamente la imagen de bonanza económica de esa región, misma que en los años anteriores condujo a acuñar la frase, tigres asiáticos, para referirse a las naciones de ese continente, citadas como el modelo a imitar de un sistema económico exitoso no sólo en lo interno, estabilidad de precios, equilibrio presupuestario, sino también en el mercado global, superávit comerciales… Paralela a la debacle económico financiera, otra crisis emergió en Asia. En los países más pobres del continente, la acumulación de sustancias altamente tóxicas y sus desechos, especialmente de los conocidos como contaminantes orgánicos persistentes, COP, los impactos visibles sobre el ambiente y la salud humana, pero sobre todo la falta de información entre la población acerca de los riesgos que representan estas sustancias, mostró la otra cara del continente, muy lejos de la imagen de desarrollo económico e indicadores altos en la calidad de vida de sus habitantes, difundida popularmente en los medios de comunicación.