Educar ¿para qué?
Summary: Educar ¿para qué? Pregunta sencilla, aunque de respuesta complicada, que sin duda se refiere a los fines o propósitos de la educación. Como suele ser cierto con desproporcionada frecuencia, las apariencias engañan y detrás de una pregunta tan inocente y directa se descorre todo un mundo de complejidad inusitada; en este caso uno en el que participan obligadamente, entre otros, la filosofía, la política, la economía y la sociología... Para empezar, y como siempre que se trata de propósitos, es obligado especificar los de quién. Los diferentes agentes que participan en los procesos de educación no necesariamente tienen los mismos fines. La respuesta a la pregunta de para qué educar no puede ignorar este hecho. La educación de diferentes grupos de educandos puede tener, y de hecho tiene, fines distintos. Algunos se educan para ingresar al mercado laboral; otros, los muy pequeños de edad, para aprender reglas mínimas de convivencia; otros más, para adiestrar la voz. De igual manera, los fines específicos de diversos educadores pueden diferir y difieren entre sí. Una empresa capacita para que sus empleados rindan más, sean más eficaces y efectivos; un sindicato educa a sus agremiados para que aprendan sus derechos laborales; una escuela católica para predicar la palabra de Dios. No es éste el lugar donde podremos explorar con detalle las diferencias. Daremos por descontado que en cada caso se podrá sobreentender a qué educadores y educandos se refiere lo dicho.Item type | Current library | Collection | Call number | Materials specified | Status | Date due | Barcode |
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Analítica | Biblioteca Legislativa | Hemeroteca | Available | 368987 |
Educar ¿para qué? Pregunta sencilla, aunque de respuesta complicada, que sin duda se refiere a los fines o propósitos de la educación. Como suele ser cierto con desproporcionada frecuencia, las apariencias engañan y detrás de una pregunta tan inocente y directa se descorre todo un mundo de complejidad inusitada; en este caso uno en el que participan obligadamente, entre otros, la filosofía, la política, la economía y la sociología... Para empezar, y como siempre que se trata de propósitos, es obligado especificar los de quién. Los diferentes agentes que participan en los procesos de educación no necesariamente tienen los mismos fines. La respuesta a la pregunta de para qué educar no puede ignorar este hecho. La educación de diferentes grupos de educandos puede tener, y de hecho tiene, fines distintos. Algunos se educan para ingresar al mercado laboral; otros, los muy pequeños de edad, para aprender reglas mínimas de convivencia; otros más, para adiestrar la voz. De igual manera, los fines específicos de diversos educadores pueden diferir y difieren entre sí. Una empresa capacita para que sus empleados rindan más, sean más eficaces y efectivos; un sindicato educa a sus agremiados para que aprendan sus derechos laborales; una escuela católica para predicar la palabra de Dios. No es éste el lugar donde podremos explorar con detalle las diferencias. Daremos por descontado que en cada caso se podrá sobreentender a qué educadores y educandos se refiere lo dicho.
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