40 años en la academia
Summary: Como todo aquello que en mi vida he realizado con gusto, mis cuarenta años de docencia han transcurrido de una manera muy rápida. Durante lustros no consideré como referente personal el paso del tiempo en ésta mi Facultad, a la que llegué por primera vez como estudiante en el año de 1964. Y lo que he logrado aquí en la UNAM me emociona tanto, que he llegado a perder la dimensión del tiempo. Me he dicho que no es para menos, pues diariamente he encontrado en esta grandiosa Universidad todo lo que me provoca felicidad. Particularmente, en Ciencias Políticas definí mi vocación, me formé, fui activista, logré mi primer empleo, desarrollando una actividad muy digna, y logré estabilidad en el trabajo; además, he viajado mucho, y esa es mi debilidad… Las autoridades me han distinguido con diversos reconocimientos, y un sinnúmero de profesores y trabajadores me han obsequiado su amistad. Todo eso es grandioso. Pero hay algo que conservo como un tesoro: he sido galardonado con la confianza y con el cariño de jóvenes, de miles de jóvenes alumnos, algunos de los cuales ahora me hacen saber que son hijos de anteriores alumnos. Esto es imponderable, sólo lo puedo valorar con el corazón. Por eso estoy convencido de que no hay lugar más generoso para mí que la UNAM.Item type | Current library | Collection | Call number | Materials specified | Status | Date due | Barcode |
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Analítica | Biblioteca Legislativa | Hemeroteca | Available | 359825 |
Como todo aquello que en mi vida he realizado con gusto, mis cuarenta años de docencia han transcurrido de una manera muy rápida. Durante lustros no consideré como referente personal el paso del tiempo en ésta mi Facultad, a la que llegué por primera vez como estudiante en el año de 1964. Y lo que he logrado aquí en la UNAM me emociona tanto, que he llegado a perder la dimensión del tiempo. Me he dicho que no es para menos, pues diariamente he encontrado en esta grandiosa Universidad todo lo que me provoca felicidad. Particularmente, en Ciencias Políticas definí mi vocación, me formé, fui activista, logré mi primer empleo, desarrollando una actividad muy digna, y logré estabilidad en el trabajo; además, he viajado mucho, y esa es mi debilidad… Las autoridades me han distinguido con diversos reconocimientos, y un sinnúmero de profesores y trabajadores me han obsequiado su amistad. Todo eso es grandioso. Pero hay algo que conservo como un tesoro: he sido galardonado con la confianza y con el cariño de jóvenes, de miles de jóvenes alumnos, algunos de los cuales ahora me hacen saber que son hijos de anteriores alumnos. Esto es imponderable, sólo lo puedo valorar con el corazón. Por eso estoy convencido de que no hay lugar más generoso para mí que la UNAM.
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