Un año de emeequis

Las portadas de emeequis son de las más elaboradas que hay en la prensa mexicana. El arte fotográfico y pictórico suelen ser empleados para subrayar el dramatismo, la ironía o los contrastes en el tratamiento del tema principal de cada semana. Pero quizá la portada más pobre en las primeras cincuenta y dos ediciones de la revista fue la que apareció en el número veintidós, el cuatro de julio de 2006. Habían pasado unas cuantas horas después de las elecciones del domingo anterior, prevalecía la confusión y los enconos se exacerbaban en el país. Eludiendo la tentación de ofrecer una portadá escandalosa, o insidiosa, emeequis simplemente exhibió un enorme y gris signo de interrogación bajo el cual, en pequeños caracteres, aparecían algunas de las dudas que ya pululaban, se calló el sistema, alguien creerá que no hubo fraude, qué legitimidad tendrá el próximo presidente, quién reconciliará a este país dividido, por qué no se dieron los resultados, entre otras.