Armando Vega-Gil: Mi vida huele un poquito a desagüe

Ahí viene Armando Vega-Gil, y mientras lo veo acercarse se me figura que a su lado vienen también el guacarróquer, el cineasta y el escritor que lo conforman, esa especie de triada esencial que define a Vega-Gil como el personaje que es. Ahí viene Armando, y con él viene también el Cucurrucú Paloma, bajista del mítico Botellita de Jerez, el recién galardonado creador del libro de cuentos Cuenta regresiva, y el que espera pronto sentarse a dirigir su primer largometraje, titulado hasta el momento Biombo negro. Free-lánstropo, se define él. Un gestor de causas perdidas por las que casi nunca percibe dinero, pero sí muchas y muy variadas satisfacciones. "Para mí la vida es como un ramillete de chances que se me han aparecido enfrente, y que yo agarro sin pensar siempre en el lado estrictamente económico: hago cine no porque me sienta cineasta, sino porque de repente tuve enfrente la posibilidad de hacerlo. Estuve en Botellita porque la vida me puso la oportunidad de formar parte de un grupo de rock. Escribo porque me enamora el delirio, el estado de gracia en que te metes cuando estás creando una historia…