Africa Sudsahariana en la regionalización de la economía mundial
In: Política y cultura 1, 2 (invierno-primavera. 1993), 371-391Summary: Cuando de África Sudsahariana se trata, la imagen de que el mundo se hizo más pequeño resulta absurda. En el nivel sociopolítico, en dicha región se definen dos grandes tendencias contradictorias: la primera caracterizada por la emergencia de extraordinarios procesos de democratización (en gran parte ignorados por Occidente) y la segunda por la agudización del caos y la anarquía. En el nivel económico, estas vertientes son igualmente opuestas: por un lado hacia la aceleración de la pauperización histórica y masiva de la región y, por el otro, hacia la génesis de intentos diversos y plurales de reestructuración económica, tarea que en el Continente Africano resulta titánica. Ninguno de los graves problemas de esa región tiene una solución obvia, y corresponde a los propios africanos elaborar las soluciones a sus conflictos; sin embargo, necesitan la ayuda externa para superar su crisis, que es en parte responsabilidad de Occidente. Ayudar a Africa Sudsahariana es una cuestión de justicia social, no de caridad. Referirse a la inserción de esa región en los nuevos esquemas de regionalización de la economía mundial (bloques económicos) es hablar de proyectos, de promesas y retos, de enormes desafíos más que de realidades.Item type | Current library | Collection | Call number | Materials specified | Status | Date due | Barcode |
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Analítica | Biblioteca Legislativa | Hemeroteca | Available | 345782 |
Cuando de África Sudsahariana se trata, la imagen de que el mundo se hizo más pequeño resulta absurda. En el nivel sociopolítico, en dicha región se definen dos grandes tendencias contradictorias: la primera caracterizada por la emergencia de extraordinarios procesos de democratización (en gran parte ignorados por Occidente) y la segunda por la agudización del caos y la anarquía. En el nivel económico, estas vertientes son igualmente opuestas: por un lado hacia la aceleración de la pauperización histórica y masiva de la región y, por el otro, hacia la génesis de intentos diversos y plurales de reestructuración económica, tarea que en el Continente Africano resulta titánica. Ninguno de los graves problemas de esa región tiene una solución obvia, y corresponde a los propios africanos elaborar las soluciones a sus conflictos; sin embargo, necesitan la ayuda externa para superar su crisis, que es en parte responsabilidad de Occidente. Ayudar a Africa Sudsahariana es una cuestión de justicia social, no de caridad. Referirse a la inserción de esa región en los nuevos esquemas de regionalización de la economía mundial (bloques económicos) es hablar de proyectos, de promesas y retos, de enormes desafíos más que de realidades.
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