Las historias negras del aborto
Summary: La lucha antiaborto no tiene nada qué ver con la protección de la vida y sí mucho qué ver con dinero, mafias y clanes de poder... A continuación una pequeña historia que ilustra lo anterior: En 1973 cuando en EE.UU. se habló de que se iba a legalizar el aborto, la Mafia, siciliana y católica, vio que perdía uno de sus tres, grandes negocios, droga, prostitución y aborto clandestino. Entonces empezó a vehicular grandes sumas a los grupos católicos y a la.Iglesia para que echaran de su ronco pecho dicha legalización... Con el dinero de la Mafia crecieron grupos como el que se autodenomina Provida y otros muchos de ultraderecha. También adquirió poder la Iglesia Católica que, hasta antes de eso en EE.UU. no era fuerte ni influyente… A partir de 1976, ya con el decidido apoyo de Karol Wojtyla, que en sus épocas de cardenal había pertenecido a los grupos más progresistas del Vaticano y casi estuvo a punto de inclinarse a favor de la píldora anticonceptiva cuando su creación, la iglesia y los grupos de ultraderecha adquirieron enorme fuerza política.Item type | Current library | Collection | Call number | Materials specified | Status | Date due | Barcode |
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Analítica | Biblioteca Legislativa | Hemeroteca | Available | 341866 |
La lucha antiaborto no tiene nada qué ver con la protección de la vida y sí mucho qué ver con dinero, mafias y clanes de poder... A continuación una pequeña historia que ilustra lo anterior: En 1973 cuando en EE.UU. se habló de que se iba a legalizar el aborto, la Mafia, siciliana y católica, vio que perdía uno de sus tres, grandes negocios, droga, prostitución y aborto clandestino. Entonces empezó a vehicular grandes sumas a los grupos católicos y a la.Iglesia para que echaran de su ronco pecho dicha legalización... Con el dinero de la Mafia crecieron grupos como el que se autodenomina Provida y otros muchos de ultraderecha. También adquirió poder la Iglesia Católica que, hasta antes de eso en EE.UU. no era fuerte ni influyente… A partir de 1976, ya con el decidido apoyo de Karol Wojtyla, que en sus épocas de cardenal había pertenecido a los grupos más progresistas del Vaticano y casi estuvo a punto de inclinarse a favor de la píldora anticonceptiva cuando su creación, la iglesia y los grupos de ultraderecha adquirieron enorme fuerza política.
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