Los nuevos diques a la propaganda oficial
Summary: La utilización de recursos públicos para difundir la imagen de los funcionarios ha sido una de las más notorias y costosas perversiones en la tortuosa relación que se ha mantenido entre política y medios en nuestro país. Más aún: la compra de espacios en medios de toda índole para promover discursos, inauguraciones, congratulaciones y sobre todo la efigie de gobernadores, presidentes, secretarios, rectores y directores de las más variadas instituciones públicas, ha constituido uno de los ejes de un sistema político apuntalado más en la iconografía que en las ideologías. Nuestros políticos han procurado difundir sus imágenes por encima de sus ideas. Hemos tenido un sistema político en buena medida totémico... En ningún otro país que se precie de ser democrático existe la propaganda estatal que conocemos en México. Resulta imposible imaginar al presidente José Luis Rodríguez Zapatero contratando spots en Antena 3 con cargo al presupuesto del gobierno español, o al francés Nicolás Sarkozy gastando dinero público para anunciarse en Le Monde. En México, sin embargo, la propaganda en medios de toda índole ha sido una práctica tan extendida que incluso nos cuesta trabajo suponer que la vida pública podría ser de otra manera.Item type | Current library | Collection | Call number | Materials specified | Status | Date due | Barcode |
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Analítica | Biblioteca Legislativa | Hemeroteca | Available | 341307 |
La utilización de recursos públicos para difundir la imagen de los funcionarios ha sido una de las más notorias y costosas perversiones en la tortuosa relación que se ha mantenido entre política y medios en nuestro país. Más aún: la compra de espacios en medios de toda índole para promover discursos, inauguraciones, congratulaciones y sobre todo la efigie de gobernadores, presidentes, secretarios, rectores y directores de las más variadas instituciones públicas, ha constituido uno de los ejes de un sistema político apuntalado más en la iconografía que en las ideologías. Nuestros políticos han procurado difundir sus imágenes por encima de sus ideas. Hemos tenido un sistema político en buena medida totémico... En ningún otro país que se precie de ser democrático existe la propaganda estatal que conocemos en México. Resulta imposible imaginar al presidente José Luis Rodríguez Zapatero contratando spots en Antena 3 con cargo al presupuesto del gobierno español, o al francés Nicolás Sarkozy gastando dinero público para anunciarse en Le Monde. En México, sin embargo, la propaganda en medios de toda índole ha sido una práctica tan extendida que incluso nos cuesta trabajo suponer que la vida pública podría ser de otra manera.
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