De la cuestión fiscal

La reforma fiscal, un cambio esencial en materia de gasto gubernamental y de ingresos del gobierno, seguirá siendo una asignatura pendiente; los cambios que se introduzcan serán sólo modificaciones accidentales que dejarán intacta la esencia del sistema fiscal mexicano, con todos sus excesos y defectos, pudiendo darse el caso, incluso, de que se incorporen defectos y excesos nuevos... El autor opina, que los legisladores no dan para más. Y es preocupante porque el actual sistema fiscal mexicano, tanto por el lado presupuestario, como por el tributario, deja mucho que desear, en primer lugar desde el punto de vista de la justicia, el cobro de impuestos y la manera en la que el gobierno gasta buena parte de los mismos viola el derecho de propiedad de los contribuyentes y, por lo tanto, también el derecho a la libertad: se trata, en resumen, de un sistema fiscal injusto, y, en segundo término, desde la perspectiva de la economía, todo el sistema fiscal, tanto el tributario como el presupuestario, distorsiona la asignación de factores de la producción, impidiendo un uso más económico de los mismos: se trata, en pocas palabras, de un sistema fiscal antieconómico.