Hambre ancestral
Summary: Desde su nacimiento, Reynaldo no tenía fuerza ni para mantenerse sentado. Un día se le inflamó el cuello, tomaba aire con dificultad y no dejaba de llorar. A la mañana siguiente su abuelo Timoteo caminó más de una hora hacia El Coyunque en busca de un curandero. Cuando éste apareció y pudo trasladarse hasta donde se necesitaba su ayuda, el niño ya estaba muerto... Realidad cotidiana en la Sierra del Nayar, dramas como éste azotan a los cerca de 30 mil indígenas coras y huicholes que sobreviven en cuatrocientos sesenta y seis localidades de la región. Ahí donde todo se promete y casi nada se cumple.Item type | Current library | Collection | Call number | Materials specified | Status | Date due | Barcode |
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Analítica | C.E. para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género | Hemeroteca | Available | 310338 |
Desde su nacimiento, Reynaldo no tenía fuerza ni para mantenerse sentado. Un día se le inflamó el cuello, tomaba aire con dificultad y no dejaba de llorar. A la mañana siguiente su abuelo Timoteo caminó más de una hora hacia El Coyunque en busca de un curandero. Cuando éste apareció y pudo trasladarse hasta donde se necesitaba su ayuda, el niño ya estaba muerto... Realidad cotidiana en la Sierra del Nayar, dramas como éste azotan a los cerca de 30 mil indígenas coras y huicholes que sobreviven en cuatrocientos sesenta y seis localidades de la región. Ahí donde todo se promete y casi nada se cumple.
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