Carta abierta a Marcos Javier Sicilia

Estimado subcomandante: Ancestralmente, usted lo sabe mejor que yo, el peor enemigo de la izquierda ha sido la misma izquierda. Lenin odió más a los mencheviques que a los fascistas, y los combatió con un desprecio y una saña sin fisuras. Stalin persiguió a Trotski hasta su búnker en Coyoacán. En México, en la época en que el Partido Comunista fue un lugar, las diferencias entre maoístas, trotskistas y leninistas fueron suficientes para anular su fuerza. Con excepción del 68, un momento fulgurante, el Estado tuvo que hacer poco para mantener a raya a la izquierda. Ella misma se bastó. Hoy, cuando el PRD -ese viejo PRI nacionalista que, rearticulado con otras siglas, se ha fortalecido con la adhesión de una buena parte de la izquierda democrática del país- puede ganar la Presidencia, sus luchas internas, el desprecio que algunos de sus grupos han manifestado por la izquierda radical, representada por usted y el EZLN, y el desprecio que usted y el mismo EZLN tienen hacia ellos, están a punto de hacerlo naufragar.

Análisis