El hombre educado : un reto para la antropología
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Renglones 16, 50 (dic. 2001 - mar. 2002), 19-28Summary: Pocas cosas tienen tan rancio abolengo como la educación. Quizá sólo la preocupación por el ser es más antigua. Una evidencia intuitiva : el cuidado y la protección de las madres animales a sus cachorros, al menos entre mamiferos, es quizá la raíz más larga encontrable de lo que llama educación. Intuye que hay en ese cuidado y esa protección un impulso a la continuación de la especie. No sólo supervivencia sino capacidad de re - vivencia. No sólo repetición de uno, la madre, con otro igual, el hijo, la hija, sino novedad abierta. Este era el supuesto explícito con el cual motivaba hace años su trabajo con maestros, en especial con maestros formadores de formadores...
Pensar la educación
Pocas cosas tienen tan rancio abolengo como la educación. Quizá sólo la preocupación por el ser es más antigua. Una evidencia intuitiva : el cuidado y la protección de las madres animales a sus cachorros, al menos entre mamiferos, es quizá la raíz más larga encontrable de lo que llama educación. Intuye que hay en ese cuidado y esa protección un impulso a la continuación de la especie. No sólo supervivencia sino capacidad de re - vivencia. No sólo repetición de uno, la madre, con otro igual, el hijo, la hija, sino novedad abierta. Este era el supuesto explícito con el cual motivaba hace años su trabajo con maestros, en especial con maestros formadores de formadores...
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