La pequeña industria en el proceso de restructuración industrial y desconcentración territorial en el mundo y México.

La homogeneización de los estilos de producción y comercio se sitúan en la exigencia actual de la trasnacionalización de la economía, que promueve a la productividad y la eficiencia como "destino común". De esta manera, "...la competencia en el mercado internacional se ha erigido en la máxima prueba de calidad y eficiencia..." (Lomnitz, 1993:14) y los estándares internacionales en la unidad de medida. En esta línea, la globalidad como proceso viene a modificar las concepciones y las prácticas de la organización y desarrollo de los factores de la producción, básicamente del papel de la tecnología, las comunicaciones, la infraestructura para la producción, los servicios financieros y la mano de obra. Se trata, como siempre, de producir en el menor tiempo y al menor costo posible (disminución de los costos de producción), sólo que ahora con una mayor orientación al exterior, donde las materias primas y la mano de obra barata pierden peso como ventajas competitivas, y su lugar viene a ser ocupado por la tecnología. Ahora bien, a pesar de la aceptación generalizada del término globalidad, a éste se le asocia principalmente con la integración de las economías nacionales a la economía mundial, lo cual no es suficientemente preciso, prestándose su interpretación a excesos. En este sentido, se prefiere hablar de restructuración de la industria, proceso que desde la segunda mitad de los años setenta recorre los países del mundo en dirección en dirección norte-sur, y en el cual está incluido México al abandonar, desde 1982, el modelo de crecimiento basado en la sustitución de importaciones por uno de economía abierta denomidado comúnmente como "modelo neoliberal mexicano" (cfr. Calva, 1993).