Democracia y congresos

Por todos es sabido que el sistema político mexicano, durante su periodo de auge, tuvo dos ejes fundamentales, a saber, la primacía de la institución presidencial, y la hegemonía del partido oficial. Por ello la división y el equilibrio de poderes no tuvo una efectiva realización: numerosas facultades y prerrogativas se acumularon en el vértice del Ejecutivo, en tanto que el partido oficial, al tener un dominio abrumador sobre el Congreso federal y los congresos locales, se convirtió en base de apoyo, y no en contrapeso de la formación y desarrollo del verticalismo político… Otro de los elementos que se movió a favor de la fuerza del presidencialismo fue la creación de una red de sometimientos de los gobiernos y congresos estatales que fue a parar al centro de mando del país… La formación de un sistema de esta naturaleza se explica en buena medida porque nació de la situación que vio batirse a México en la anarquía a raíz del estallamiento, una vez derrotado el ejército de la dictadura, de los conflictos surgidos entre las diversas facciones revolucionarias. Tales facciones no lograron ponerse de acuerdo en la elaboración de un proyecto común para erigir un orden institucional alternativo del ancien regime porfiriano.