UNAM en cifras y no tanto tumbos, trayectos y rumbos

En estos días la UNAM está próxima a cambiar de rector. Ninguna otra institución de educación superior del país llama tanto la atención de los observadores externos al cambiar de autoridades. En el proceso se manejan largas listas de nombres de posibles candidatos, los que pueden rebasar de cien en número, si bien sólo unos cuantos, digamos no más de una decena, tienen alguna posibilidad real de ser considerados como elegibles. En el proceso se habla incluso de grupos, reales o imaginarios, que desean influir para que la designación del rector recaiga en algún miembro del grupo o personaje cercano a él. No es fácil saber cuánto de todo lo que se borda alrededor del proceso es ficción y cuánto es cierto. Más allá de quién sea el próximo rector y de cuáles creamos deben ser las características idóneas de quien ocupe dicho cargo hoy, y más allá del enredado proceso para su designación y de los intereses genuinos o no que se ventilan en el camino, está la institución, la UNAM, con sus logros y problemas, con sus oportunidades y retos, inmersa en un sistema de educación superior, y más precisamente en el segmento público de éste, que parece estar tan lleno de huecos y deficiencias como el propio país. No en vano hay quienes opinan que la UNAM es un reflejo micro, tipo laboratorio, de lo que es México.