Política social y subsidios
Material type: ArticleSummary: Un problema mayor del gobierno al tomar decisiones, es que trata de actuar por parcelas de la realidad separando, como si fuera posible, la economía de la política y ésta del bienestar social. Favorece, por ejemplo, un nuevo equilibrio de precios relativos, pero sólo del lado empresarial de las relaciones económicas ya que, del lado laboral, mantiene los salarios deprimidos con el argumento técnico de que hay que controlar las remuneraciones para no desalentar el empleo, El efecto positivo del deterioro salarial en el empleo no lo ha registrado nadie... De este tipo de enfoques parcelados surgen las preocupaciones sociales en el gobierno, aunque su base más general es la premisa de que el mercado, si se le deja libre, se encargará, a la larga, unos treinta años, no sólo de asignar más eficientemente los recursos productivos sino de distribuir con mayor equidad el producto social. En lo inmediato se reconocen dos cosas: la profundización transitoria e ineludible de las desigualdades sociales y el riesgo de que las presiones que ello provoque hagan que el Estado se sienta tentado a intervenir en el mercado.Item type | Current library | Collection | Call number | Materials specified | Status | Date due | Barcode |
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Analítica | Biblioteca Legislativa | Hemeroteca | Available | 366065 |
Un problema mayor del gobierno al tomar decisiones, es que trata de actuar por parcelas de la realidad separando, como si fuera posible, la economía de la política y ésta del bienestar social. Favorece, por ejemplo, un nuevo equilibrio de precios relativos, pero sólo del lado empresarial de las relaciones económicas ya que, del lado laboral, mantiene los salarios deprimidos con el argumento técnico de que hay que controlar las remuneraciones para no desalentar el empleo, El efecto positivo del deterioro salarial en el empleo no lo ha registrado nadie... De este tipo de enfoques parcelados surgen las preocupaciones sociales en el gobierno, aunque su base más general es la premisa de que el mercado, si se le deja libre, se encargará, a la larga, unos treinta años, no sólo de asignar más eficientemente los recursos productivos sino de distribuir con mayor equidad el producto social. En lo inmediato se reconocen dos cosas: la profundización transitoria e ineludible de las desigualdades sociales y el riesgo de que las presiones que ello provoque hagan que el Estado se sienta tentado a intervenir en el mercado.
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