Seducción por la lectura
Material type: ArticleSummary: Estamos en la antesala de fin de siglo. El placer y el hábito de la lectura distan mucho de ser una conquista. Ganan la prisa y la imagen con su ritmo veloz, gana el acceso a la información fácil, gana el bullicio. Leer como espacio de reflexión, de recreación y de enriquecimiento del espíritu son hazañas aisladas. La vida exige resolver la supervivencia, la lectura requiere de tiempos de ocio… Escribe Carlos Monsiváis en un artículo de la revista Proceso: Los métodos si se quiere convencionales de acercamiento al libro distan de haberse agotado, entre otras cosas porque nunca se han intentando de manera rigurosa y sistemática... Si bien el fomento al libro y la lectura han sido una constante de las políticas culturales del Estado, sus alcances están lejos de haber creado un gusto por la lectura, mucho menos un hábito. Las cifras son un tanto abrumadoras. De los más de ochenta millones de habitantes del país, sólo treinta y cinco millones son considerados lectores potenciales: veinticinco millones en edad escolar y veintiocho millones con capacidad adquisitiva. De estos lectores potenciales, sólo entre trescientas y seiscientas mil son lectores asiduos; es decir, leen por placer. Esto significa que entre el punto ochenta y siete y uno punto setenta y uno por ciento de los lectores potenciales tiene el hábito de la lectura.Item type | Current library | Collection | Call number | Materials specified | Status | Date due | Barcode |
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Analítica | Biblioteca Legislativa | Hemeroteca | Available | 365869 |
Estamos en la antesala de fin de siglo. El placer y el hábito de la lectura distan mucho de ser una conquista. Ganan la prisa y la imagen con su ritmo veloz, gana el acceso a la información fácil, gana el bullicio. Leer como espacio de reflexión, de recreación y de enriquecimiento del espíritu son hazañas aisladas. La vida exige resolver la supervivencia, la lectura requiere de tiempos de ocio… Escribe Carlos Monsiváis en un artículo de la revista Proceso: Los métodos si se quiere convencionales de acercamiento al libro distan de haberse agotado, entre otras cosas porque nunca se han intentando de manera rigurosa y sistemática... Si bien el fomento al libro y la lectura han sido una constante de las políticas culturales del Estado, sus alcances están lejos de haber creado un gusto por la lectura, mucho menos un hábito. Las cifras son un tanto abrumadoras. De los más de ochenta millones de habitantes del país, sólo treinta y cinco millones son considerados lectores potenciales: veinticinco millones en edad escolar y veintiocho millones con capacidad adquisitiva. De estos lectores potenciales, sólo entre trescientas y seiscientas mil son lectores asiduos; es decir, leen por placer. Esto significa que entre el punto ochenta y siete y uno punto setenta y uno por ciento de los lectores potenciales tiene el hábito de la lectura.
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