Nota de sumario, etc. |
Me dice un amigo ayuuk de Oaxaca, a través de Twitter, que hay que hablar del maíz. Que este es tiempo de siembra en muchos de los pueblos indígenas de México. Yo digo que sí. Que hay que hablar del maíz, del elotl, del zintli, hablar de lo que nos alimenta. Diente a diente. Elote, elotl, maíz tierno que se comen los popamen. Zintli en náhuatl, zintlirojo y amarillo, zintliblanco y azul casi negro que se han de comer los humanos, y los gusanos pero en otro estado y otro momento. Y sí, hay que hablar del maíz, en tiempos de soberbia hay que hablar del maíz… Hablar del maíz es hablar de lo humano. Del poder de la humildad. De plantas domesticadas para servir de puente entre la tierra y lo divino. Planta domesticada, reinventada por el hombre para depender de ella. Mano vuelta de masa y trabajo… ¿Qué fue primero, el maíz o el hombre? La planta necesita de la mano del hombre para esparcir sus semillas, el hombre inventó al maíz así, para necesitarlo, para poder subsistir. Círculo sabio. De humildad y provocación. Es tan grande su influencia que dicen que de ahí, como una costilla múltiple, diversa y vegetal, hicieron a los hombres, y que por eso los hombres tienen sus colores: rojo, blanco, azul, amarillo. Aunque, muchos de ellos, incluso contagiados por sus colores, se desprecien mutuamente. |