Iglesia, laicos y política
Alarcón Menchaca, Laura
Iglesia, laicos y política
El Colegio de Jalisco Una de las disyuntivas de la Iglesia católica después de la revolución mexicana fue definir su posición ante las reformas adoptadas por el Estado mexicano en materia religiosa y educativa. Su actitud parecía ambivalente, o más bien la actitud de los diversos miembros del clero no era homogénea. Transitaba desde prohibir, tolerar, permitir o fomentar la participación de los católicos en política. El grupo a favor del diálogo con el gobierno conjuntamente con Vaticano insistía en prohibir la participación de los laicos en la política. Sin embargo, esto fue cambiando debido a las condiciones de la Iglesia y sobre todo del entorno mexicano. La Iglesia católica utilizó a organizaciones tales como la Asociación Católica de la Juventud Mexicana, ACJM, y la Unión Nacional de Estudiantes Católicos, UNEC, para coordinarlos, formarlos y sobre todo controlarlos después de los arreglos entre la Iglesia y el Estado en el año de 1929. No obstante, la década de los años treinta fue determinante para restar beligerancia a grupos de laicos y encaminarlos a que se incorporaran a un partido político que promoviera los valores católicos en que tanto insistían las organizaciones antes mencionadas. El Partido Acción Nacional, PAN, absorbió a algunos de esos jóvenes inconformes con la política del Estado y buscó canalizar sus inquietudes políticas a través de otra alternativa al modelo de nación.
Iglesia, laicos y política
El Colegio de Jalisco Una de las disyuntivas de la Iglesia católica después de la revolución mexicana fue definir su posición ante las reformas adoptadas por el Estado mexicano en materia religiosa y educativa. Su actitud parecía ambivalente, o más bien la actitud de los diversos miembros del clero no era homogénea. Transitaba desde prohibir, tolerar, permitir o fomentar la participación de los católicos en política. El grupo a favor del diálogo con el gobierno conjuntamente con Vaticano insistía en prohibir la participación de los laicos en la política. Sin embargo, esto fue cambiando debido a las condiciones de la Iglesia y sobre todo del entorno mexicano. La Iglesia católica utilizó a organizaciones tales como la Asociación Católica de la Juventud Mexicana, ACJM, y la Unión Nacional de Estudiantes Católicos, UNEC, para coordinarlos, formarlos y sobre todo controlarlos después de los arreglos entre la Iglesia y el Estado en el año de 1929. No obstante, la década de los años treinta fue determinante para restar beligerancia a grupos de laicos y encaminarlos a que se incorporaran a un partido político que promoviera los valores católicos en que tanto insistían las organizaciones antes mencionadas. El Partido Acción Nacional, PAN, absorbió a algunos de esos jóvenes inconformes con la política del Estado y buscó canalizar sus inquietudes políticas a través de otra alternativa al modelo de nación.