Unas horas en el paraíso de los spotters
Santiago, Aníbal
Unas horas en el paraíso de los spotters
Un selecto grupo se reúne día a día en el oriente de la Ciudad de México encima, literalmente, del enjambre de autos que circula bajo sus pies. Jóvenes o maduros, todos levantan la vista al cielo y abren al máximo los sentidos para apreciar lo que los profanos damos por sentado e ignoramos: la belleza de las líneas aerodinámicas de un avión alemán, el embelesador sonido de una turbina, la magnificencia de un carguero. Existe un lugar en el DF en donde el lenguaje encuentra extraños recovecos, y siglas y números se acomodan en un universo que solamente es posible descifrar con la ayuda de un conocedor. Aquí se regodea la fascinación por el mundo de la aviación de un grupo de aficionados a quienes basta con avistar fugazmente la majestuosidad de un Airbus o escuchar la potencia de un Boeing para sentir que el día ya valió la pena. Ellos, expertos y fans, habitan un inesperado paraíso, el de los spotters.
Unas horas en el paraíso de los spotters
Un selecto grupo se reúne día a día en el oriente de la Ciudad de México encima, literalmente, del enjambre de autos que circula bajo sus pies. Jóvenes o maduros, todos levantan la vista al cielo y abren al máximo los sentidos para apreciar lo que los profanos damos por sentado e ignoramos: la belleza de las líneas aerodinámicas de un avión alemán, el embelesador sonido de una turbina, la magnificencia de un carguero. Existe un lugar en el DF en donde el lenguaje encuentra extraños recovecos, y siglas y números se acomodan en un universo que solamente es posible descifrar con la ayuda de un conocedor. Aquí se regodea la fascinación por el mundo de la aviación de un grupo de aficionados a quienes basta con avistar fugazmente la majestuosidad de un Airbus o escuchar la potencia de un Boeing para sentir que el día ya valió la pena. Ellos, expertos y fans, habitan un inesperado paraíso, el de los spotters.