En busca de Morena
Aguilar Camín, Héctor
En busca de Morena
La democracia mexicana ha sufrido un vertiginoso cambio de piel. En sólo unos meses, camino a las elecciones de 2018, quemó sus referentes tradicionales, diluyó a sus partidos clave, borró sus identidades políticas y encumbró a un nuevo partido mayoritario. Cambió de forma y de fondo luego de dieciocho años de no producir lo que se esperaba de ella: una era de bienestar y buen gobierno. Los tres gobiernos de la primera democracia mexicana fueron cortos en sus resultados y largos en las consecuencias de sus errores. El gobierno de Vicente Fox, 2000-2006, decidió atenuar con dinero del presupuesto federal a la oposición política y corrompió la democracia. El de Felipe Calderón, 2006-2012, declaró la guerra al narcotráfico y ensangrentó al país. El de Enrique Peña Nieto, 2012-2018, expandió la violencia y multiplicó la corrupción. Durante estos gobiernos los partidos políticos tuvieron en sus manos el tablero electoral completo y, en vez de aprovechar constructivamente sus ventajas, abusaron de ellas, hasta perder la confianza de los electores. Echaron por la borda su capital mayor que era la fidelidad de los votantes, el famoso, voto duro.
En busca de Morena
La democracia mexicana ha sufrido un vertiginoso cambio de piel. En sólo unos meses, camino a las elecciones de 2018, quemó sus referentes tradicionales, diluyó a sus partidos clave, borró sus identidades políticas y encumbró a un nuevo partido mayoritario. Cambió de forma y de fondo luego de dieciocho años de no producir lo que se esperaba de ella: una era de bienestar y buen gobierno. Los tres gobiernos de la primera democracia mexicana fueron cortos en sus resultados y largos en las consecuencias de sus errores. El gobierno de Vicente Fox, 2000-2006, decidió atenuar con dinero del presupuesto federal a la oposición política y corrompió la democracia. El de Felipe Calderón, 2006-2012, declaró la guerra al narcotráfico y ensangrentó al país. El de Enrique Peña Nieto, 2012-2018, expandió la violencia y multiplicó la corrupción. Durante estos gobiernos los partidos políticos tuvieron en sus manos el tablero electoral completo y, en vez de aprovechar constructivamente sus ventajas, abusaron de ellas, hasta perder la confianza de los electores. Echaron por la borda su capital mayor que era la fidelidad de los votantes, el famoso, voto duro.