Patricia Mercado 25 años
Patricia Mercado 25 años
Aplicar una visión de derechos significa crear condiciones para la igualdad sin imposiciones. Para ello se están generando múltiples y diversos acuerdos, no sin dificultades ante la diferencia, así como los mecanismos institucionales y sociales para su vigilancia. Implica enfrentar el clientelismo, el corporativismo, la discriminación y las barreras históricas que impiden el desarrollo libre y autónomo de las personas, como las que hoy enfrentan muchas mujeres. Hemos dejado atrás los tiempos de la unidad sin matices. Nadie puede gobernar ni decidir solo: ya no es posible disfrazar las decisiones públicas con el mito de una voluntad popular encamada en una fuerza política. Una agenda que se oriente a atender los retos de la pluralidad requiere un diálogo entre todas las partes que conduzca a acuerdos en que se acepte una opinión distinta, el derecho de la otra parte a disentir, pero también exige la voluntad para cumplir lo acordado, respetar las reglas y actuar por responsabilidad. Diseñar una nueva relación entre poderes que incorpore mecanismos para favorecer la formación de mayorías en el legislativo, articuladas en tomo a las coincidencias en agendas y programas, y gobiernos de coalición donde se amplíe la participación en las decisiones públicas. Celebro que, a lo largo de veinticinco años, Voz y Voto haya sido a la vez testigo y protagonista de los debates y los procesos que han transformado a México. Y estoy segura de que sus páginas seguirán siendo un espacio privilegiado para comprender los desafíos de nuestros tiempos.
Aplicar una visión de derechos significa crear condiciones para la igualdad sin imposiciones. Para ello se están generando múltiples y diversos acuerdos, no sin dificultades ante la diferencia, así como los mecanismos institucionales y sociales para su vigilancia. Implica enfrentar el clientelismo, el corporativismo, la discriminación y las barreras históricas que impiden el desarrollo libre y autónomo de las personas, como las que hoy enfrentan muchas mujeres. Hemos dejado atrás los tiempos de la unidad sin matices. Nadie puede gobernar ni decidir solo: ya no es posible disfrazar las decisiones públicas con el mito de una voluntad popular encamada en una fuerza política. Una agenda que se oriente a atender los retos de la pluralidad requiere un diálogo entre todas las partes que conduzca a acuerdos en que se acepte una opinión distinta, el derecho de la otra parte a disentir, pero también exige la voluntad para cumplir lo acordado, respetar las reglas y actuar por responsabilidad. Diseñar una nueva relación entre poderes que incorpore mecanismos para favorecer la formación de mayorías en el legislativo, articuladas en tomo a las coincidencias en agendas y programas, y gobiernos de coalición donde se amplíe la participación en las decisiones públicas. Celebro que, a lo largo de veinticinco años, Voz y Voto haya sido a la vez testigo y protagonista de los debates y los procesos que han transformado a México. Y estoy segura de que sus páginas seguirán siendo un espacio privilegiado para comprender los desafíos de nuestros tiempos.