María de los Ángeles Moreno Uriegas 25 años
María de los Ángeles Moreno Uriegas 25 años
Se me ocurren, entre otros asuntos para considerar en sucesivas reformas, mejorar la identificación y la difusión de quiénes son los candidatos; privilegiar el debate de fondo por encima de la diatriba o la crítica soez a los contrarios; dar un mejor y más claro contenido a las propuestas de partidos y candidatos; garantizar mayor civilidad en las contiendas; asegurar el prestigio y credibilidad de las instituciones electorales; y, por último, entrar en una revisión profunda de las diversas disposiciones legales y reglamentarias que lleve a una simplificación de los marcos de actuación de partidos, candidatos, organizaciones y ciudadanos en general. Hoy en día, pareciera que la complejidad del marco jurídico y la sobrerreglamentación de todas las actividades nos han llevado a un camino difícil de transitar, lleno de riesgos y escollos que amenazan con paralizar actividades que, por su naturaleza y trascendencia, deberían fluir con mayor agilidad. La desconfianza mutua nos ha llevado a sobrecargar las disposiciones y las normas, pero finalmente los resultados vuelven a no ser creíbles. Dos cosas tendríamos que conseguir: simplificar las normas y acrecentar la confianza y participación del electorado; y avanzar hacia una democracia real que se refleje en una mejoría constante de la calidad de vida de todos los mexicanos.
Se me ocurren, entre otros asuntos para considerar en sucesivas reformas, mejorar la identificación y la difusión de quiénes son los candidatos; privilegiar el debate de fondo por encima de la diatriba o la crítica soez a los contrarios; dar un mejor y más claro contenido a las propuestas de partidos y candidatos; garantizar mayor civilidad en las contiendas; asegurar el prestigio y credibilidad de las instituciones electorales; y, por último, entrar en una revisión profunda de las diversas disposiciones legales y reglamentarias que lleve a una simplificación de los marcos de actuación de partidos, candidatos, organizaciones y ciudadanos en general. Hoy en día, pareciera que la complejidad del marco jurídico y la sobrerreglamentación de todas las actividades nos han llevado a un camino difícil de transitar, lleno de riesgos y escollos que amenazan con paralizar actividades que, por su naturaleza y trascendencia, deberían fluir con mayor agilidad. La desconfianza mutua nos ha llevado a sobrecargar las disposiciones y las normas, pero finalmente los resultados vuelven a no ser creíbles. Dos cosas tendríamos que conseguir: simplificar las normas y acrecentar la confianza y participación del electorado; y avanzar hacia una democracia real que se refleje en una mejoría constante de la calidad de vida de todos los mexicanos.