No existe un derecho a insultar en los medios
Alegría, Juan Manuel
No existe un derecho a insultar en los medios
La lucha por la libertad de expresión ha llegado a niveles insospechados. Hasta hace pocas décadas no imaginábamos que se pudiera amenazar con la muerte o desearla a otra persona en un medio. Hoy vemos excesos. Los temas que antes eran tabúes, en la red ya se abolieron, el único tabú es la, censura. Las normas sociales de respeto pocas veces se siguen. Es común hallar bajo las notas, artículos o columnas en un medio, comentarios parecidos a estos: Pues si estuvieran en su salón de clases no les habría pasado nada. Como no matan y queman a tus hijos para que sepas el dolor de una madre, cabrón… Así o con palabras más fuertes. Luego el primero contestará el insulto; fulano apoyará a uno; zutano insistirá sobre un tema, mengano dirá que uno de ellos es, peñaboot; perengano acusará a otro de adorador del, Peje… Finalmente el tema de la nota o el artículo queda diluido entre insultos del, respetable. Resulta curioso, en este caso, observar cómo una persona, que exige justicia para las víctimas y castigo para los responsables del crimen, pide, para el que no está de acuerdo con ella, que sea sacrificado de manera parecida. Y en ese tenor hay miles y miles de comentarios todos los días. Muchos son trolls, pero la mayoría no.
No existe un derecho a insultar en los medios
La lucha por la libertad de expresión ha llegado a niveles insospechados. Hasta hace pocas décadas no imaginábamos que se pudiera amenazar con la muerte o desearla a otra persona en un medio. Hoy vemos excesos. Los temas que antes eran tabúes, en la red ya se abolieron, el único tabú es la, censura. Las normas sociales de respeto pocas veces se siguen. Es común hallar bajo las notas, artículos o columnas en un medio, comentarios parecidos a estos: Pues si estuvieran en su salón de clases no les habría pasado nada. Como no matan y queman a tus hijos para que sepas el dolor de una madre, cabrón… Así o con palabras más fuertes. Luego el primero contestará el insulto; fulano apoyará a uno; zutano insistirá sobre un tema, mengano dirá que uno de ellos es, peñaboot; perengano acusará a otro de adorador del, Peje… Finalmente el tema de la nota o el artículo queda diluido entre insultos del, respetable. Resulta curioso, en este caso, observar cómo una persona, que exige justicia para las víctimas y castigo para los responsables del crimen, pide, para el que no está de acuerdo con ella, que sea sacrificado de manera parecida. Y en ese tenor hay miles y miles de comentarios todos los días. Muchos son trolls, pero la mayoría no.